“Hasta parecen diputados…” (Fotogalería)

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

Con su carpetas o folders en mano, jóvenes de traje y corbata, jovencitas con vestidos formales, un “hasta pareces diputado” quedaba justo al momento y no se hubiera escuchado fuera de lugar. Estaba a punto de inaugurarse el Segundo Parlamento Juvenil en el Palacio Legislativo michoacano.

Ya se sentaban unos, en los lugares destinados específicamente para ellos, los 40 jóvenes seleccionados para fungir como legisladores juveniles y discutir sus propuestas, sus visiones, y conocer los procesos legislativos

Son los primeros en llegar, en hacer grupos, charlan entre ellos, ríen. Esperan el inicio oficial del evento que los congregó.

Aparte, los diputados, los constitucionales, van llegando, son entrevistados por la prensa de forma preliminar al inicio del evento. Se pasean entre los jóvenes.

Por fin comienza el evento inaugural, y con ello, todos los asistentes, los jóvenes parlamentarios, se sientan, cruzan una pierna sobre la otra, escuchan atentos los mensajes que les hacen llegar los diputados, los anfitriones.

De pronto, apenas comenzadas las intervenciones ante el micrófono de parte de los diputados, de entre los jóvenes, uno de los parlamentarios levantó una hoja blanca tamaño bond y el letrero: “Ayhotzinapa, fue el Estado”, se dejó ver.

El diputado perredista Eleazar Aparicio Tercero fue el encargado de dar el discurso de bienvenida, los jóvenes representan la actualidad de México, desaparecerlos, no escucharlos, no tomarlos en cuenta sería el peor genocidio de México y Michoacán. La democracia no se simula, se practica, dijo el legislador.

El joven que seguía sosteniendo el papel a manera de protesta lo exhibía en dirección a los diputados, lo mostraba una y otra vez a los fotógrafos de la prensa.

El resto de los jóvenes parlamentarios seguían, o intentaban seguir, atentos al acto oficial, nadie se sumó; finalmente se hizo en silencio. Sólo quienes estaban al frente supieron en ese momento de la protesta.

De aquí, los jóvenes fueron llevados a la sala de sesiones legislativas; aquí se quitaron el saco, y se pusieron, literalmente, la playera alusiva al parlamento juvenil. Sonrientes, desde la tribuna, estaban listos para exponer sus propuestas.