Hasta bañados se fueron

Jesús Valencia
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Morelia/Jesús Valencia Farías

Antes la tormenta que los dejó solos, sufriendo los estragos e la fuerte lluvia, ahí en medio del “corazón” del centro histórico, luego el inesperado desalojo voluntario de su improvisado campamento.

Primero aferrarse a sus casas de campaña, a impedir que el viento, las incesantes y raudales gotas de agua inundaran y destruyeran su albergue, su sede de lucha por las plazas automáticas, por la liberación de sus compañeros.

Ahí estuvieron solo días, cuando se pensaban que serían semanas, las guardias del campamento -situado entre la Catedral, la plaza Melchor Ocampo y el Palacio de Gobierno, los representantes de los mil jóvenes- de las ocho normales de la entidad.

Literalmente agarraban con fuerza las mantas que cubrían las casas de campaña para que el viento no se las llevara, y, entre ellos, había ánimos encontrados, de alegría y de tristeza, en algunos se percibía un humor irónico, un juegueto del implacable aguacero.

Chicas de la Normal Indígena de Cheran parecían las más organizadas. Desde antes que iniciara la tormenta ya protegían la base de sus casas de campaña con plástico y amarraban con fuerza los nudos que ataban la manta que les cubría.

Uno de los jóvenes egresados de la Normal de Cheran dijo que mientras se encontraba amarrando un lazo en una de las ventanas del Palacio de Gobierno para sostener la lona que los cubría, observo como una persona dentro las oficinas veía pornografía en la computadora.

El estudiante comentó “ellos ven porno mientras nosotros vemos de qué manera nos cubrimos de la lluvia aquí en el  centro.

Una chica moreliana de la Maestría en Filosofía de la Cultura, en una charla sobre el campamento de normalistas en el centro histórico, opina irónicamente que se trata de turismo político en la capital michoacana.

Durante la tormenta eran varios los jóvenes normalistas que detenían las lonas para estar impidiendo que el agua se estancara en ellas, algunos jóvenes parecían muy estáticos y un poco tristes, los chorros de agua caían alrededor del campamento.

Esta misma tarde después de la lluvia, la mayoría de estudiantes egresados, decían que su plantón en el centro seguiría firme en defensa de la educación y en la lucha por tener una plaza laboral en lo que estudiaron, sin embargo repentinamente se retiraron.

Alrededor del plantón normalista en el centro de la ciudad se instaron varios comerciantes ambulantes, al ser interrogados estos decían que ellos no venían con Antorcha Campesina, sino que estaban ahí con apoyo de los estudiantes.

Aun así, un merolico recibió la visita de unos tipos que le pidieron parte de sus productos y se retiraron, y después fueron con una señora que vendía pan y le quitaron unos panes también.

Los ambulantes dijeron estar ahí con apoyo de los estudiantes pero estaban siendo extorsionados por algunos líderes de los comerciantes que llegaron al centro con Antorcha Campesina.

Finalmente, los provisionales turistas “políticos” se retiraron del centro histórico dejando una gran cantidad de basura y no precisamente desechos que dejan los pobres, los de la clase marginada, los jodidos.