Morelia, Mich. | Acueducto Noticias.- En Michoacán, los grupos criminales han establecido talleres clandestinos para fabricar explosivos artesanales, utilizados en drones, minas, cilindros y granadas caseras. Estos talleres se localizan en zonas rurales, en instalaciones rústicas que, aunque básicas, permiten la producción de dispositivos letales. Recientemente, el Ejército Mexicano detuvo a José Lisandro ‘N’, un exmilitar colombiano, en un enfrentamiento en La Ruana, lo que subraya la participación de exmilitares extranjeros en la fabricación de explosivos.
Informes de inteligencia indican que los criminales adaptan casas de seguridad en zonas densamente habitadas para fabricar estos explosivos, lo que pone en riesgo a la población civil. En localidades como Eréndira y Cenobio Moreno, las autoridades han desmantelado varios de estos talleres, aunque la actividad continúa en la región de Tierra Caliente, donde cárteles disputan el control.
Agricultores, en particular productores de limón, viven con miedo de toparse con explosivos en sus tierras. A pesar de los decomisos recientes, los campesinos siguen siendo extorsionados por grupos criminales como Los Viagras, quienes les cobran cuotas por cada kilo de limón, fondos que, irónicamente, ayudan a financiar la fabricación de más explosivos.
La situación es alarmante para la población de Michoacán, atrapada entre la violencia criminal y el miedo constante a los artefactos explosivos.
Con información de N+