Morelia, Mich.| Acueducto Noticias/Zayda Solís.- Miguel Gerardo Ochoa, de 42 años, es biólogo con una maestría en Ciencias Ambientales. Su trayectoria profesional abarca trabajos en temas socioambientales tanto en México como en el extranjero, incluyendo Panamá. Actualmente, es el encargado del área multimedia en el área de Comunicación de la Ciencia de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Durante su estancia en Panamá, surgió su interés por la fotografía. «Vivía en medio de la selva, y aunque en ese entonces era un amateur en la fotografía, estar inmerso en la naturaleza despertó algo en mí. Me levantaba y ahí estaba la selva: monos pasaban por encima, ranas por un lado, y aves increíbles detrás de mí. Estaba rodeado de esa belleza natural, lo que me impulsó a tomar la cámara con más frecuencia y empezar a fotografiar la naturaleza», cuenta.
Sin embargo, su tiempo en Panamá también fue inolvidable por otra razón: contrajo Leishmaniasis en la cabeza, una enfermedad transmitida por un mosquito que porta un protozoo microscópico. «Lo que hace este protozoo es empezar a devorar tu piel o cartílago, liberando dos sustancias: una es un anticoagulante, lo que impide que la herida cierre y, al contrario, va creciendo; la otra es un analgésico, para que no sientas dolor. Si no se trata, te puede desfigurar», explica.
El paso por las playas nahuas
Acueducto Noticias.- ¿Cómo surgió tu interés por los temas socioambientales?
Este cambio ocurrió mientras cursaba la licenciatura, cuando trabajaba en una tesis sobre los mapas neuronales que las tortugas marinas utilizan para guiarse en el mar y regresar a las playas donde nacieron. Durante mi investigación en Colola, en la costa michoacana, tuve mucho contacto con la población local. Me fui dando cuenta de cómo su percepción también había cambiado.
Antes, la recolección de huevos de tortuga era común, ya que los vendían por un precio muy bajo. Sin embargo, a raíz del trabajo conjunto con investigadores de la Universidad Michoacana, la comunidad comenzó a ver que la conservación de las tortugas podría generarles una derrama económica. Mucha gente empezó a cambiar su percepción, y fue entonces cuando comprendí la importancia de involucrar a la gente local en los proyectos de conservación.
La querencia por la naturaleza
Acueducto Noticias.- ¿Cómo surgió tu interés por la biología?
Desde niño siempre estuve en contacto con la naturaleza. Mis papás nos llevaban al campo los fines de semana; eran otros tiempos, cuando se podía andar libremente, incluso sin la supervisión de un adulto. Cerca de la casa había unos cerros, y nos íbamos con los demás niños a explorar. A mí me fascinaba meterme entre los ríos, las piedras, subir a los árboles y observar los animales que encontraba.
Además, un tío mío estudió biología, y cuando lo visitábamos, siempre tenía algo interesante que mostrarnos, como una tarántula o un caimán. Ese contacto constante con la naturaleza me fue encantando desde pequeño. Así que, cuando llegó el momento de elegir una carrera, lo tenía muy claro.

Imagen Gerardo Ochoa
La irremediable fascinación por la fotografía
Acueducto Noticias.- El gusto por la fotografía vino después…
Cuando me fui a Panamá, había comprado una cámara réflex muy económica y no sabía nada de fotografía. Comencé a tomar muchas fotos sin ningún conocimiento. Luego, a raíz de la leishmaniasis que contraje, estuve “congelado” inactivo durante un año sin poder trabajar. Fue en ese momento cuando empecé a usar la cámara con más frecuencia y a estudiar fotografía. Primero me adentré en el video, y luego me pasé a la fotografía.
En algún momento, hice un proyecto para un investigador de la UNAM y me compré un lente macro, que inicialmente usé para video. Después de terminar el proyecto, dejé el lente abandonado, pero un día decidí sacarle provecho y comencé a explorar la macrofotografía. Conforme fui avanzando, estudiando y practicando, mi fascinación por la fotografía creció, y descubrí una gran pasión en este campo.
Acueducto Noticias.- ¿por qué la fotografía se convirtió en una gran pasión para ti?.
Empecé a tomar muchas más fotografías, pero llegó un punto en que eso ya no me satisfacía. Me preguntaba qué podía comunicar con esas imágenes y cómo podía trascender la fotografía más allá de lo estético. Fue entonces cuando decidí que quería transmitir historias a través de mis fotos.
Primero, la importancia de conocer las especies, porque no se puede conservar lo que no se conoce, y no puedes amar lo que no conoces. Es necesario conocer para después amar y conservar. Desde entonces, mi objetivo ha sido transmitir ese conocimiento al mayor público posible, siempre contando una historia que inspire y que permita a la gente entender que estas especies existen, que son importantes no solo por su belleza, sino porque cumplen una función crucial en el ecosistema.
La pérdida de especies es un reflejo de nosotros mismos. Si no tomamos conciencia, esta pérdida nos afectará directamente; de hecho, ya nos está afectando