Morelia/Héctor Tapia
Tenían meses que no se manifestaban, que no bloqueaban alguna vialidad en la ciudad de Morelia. Sin embargo, ante la falta de cumplimiento a los compromisos, los ex policías, despedidos luego de la llegada del Comisionado Alfredo Castillo Cervantes, determinaron retomar sus protestas.
Se fueron colocando en lo que es el primer cuadro de la ciudad, frente a Palacio de Gobierno, para exigir una solución a los planteamientos que vienen haciendo, entre estos la reinstalación de sus compañeros ex policías.
Con ropas ligeras, casuales se podría decir, se fueron colocando en fila, cargando cada quien su cartulina, de cara al Palacio de Gobierno.
A cada extremo de esa cuadra fueron colocados varios vehículos para bloquear la circulación por la Avenida Madero. Esto no evitó que de manera constante varios motociclistas esquivaran los vehículos para pasar sin perder su ruta.
Los ex integrantes de Seguridad Pública, quienes aseguran que les corrieron sin razón, dado que algunos y estaban certificados, y que “sólo agarraron las listas” y al “ahí se va” sacaron de la corporación a quienes quisieron.
“Hay quienes ni siquiera estaban certificados y se quedaron”, lo que hizo más evidente la forma injusta en que se llevó a cabo el despido de los policías, señalan.
Permanecen inmóviles mientras el líder dialoga con el representante de la Secretaría de Gobierno del estado, un representante legislativo, y uno más de la Secretaría de Seguridad Pública, quienes, dicen los ex elementos de policía, tenían el compromiso de haber dado soluciones desde el 14 de enero pasado; han pasado seis días y nada, aún sin respuestas.
Mientras extienden sus cartulinas, con las que algunos se cubren del sol, los automovilistas buscan salir del embotellamiento momentáneo en el que quedan al pasar frente a la catedral.
Las personas pasan, quizá no saben de qué trata la protesta de manera concreta, pero si saben que es contra el gobernador del estado, Salvador Jara, y también contra el Comisionado para la Seguridad, Alfredo Castillo. Los letreros son muy claros en el mensaje.
Llega el líder, se consiguió una reunión con la Secretaría de Seguridad Pública, a la cual acuden. Poco a poco comienzan a desalojar la carpeta asfáltica que divide a la Catedral del Palacio de Gobierno. Toman sus cartulinas. Esperan una respuesta favorable luego de varios meses de haber sido dados de baja.
