Esa sonrisa…

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

Miguel Ángel Chávez Zavala, dirigente estatal del PAN, entró a prisa. No hizo caso a la insistencia de los medios para ofrecer una entrevista colectiva previa. Simplemente entró a las oficinas de la delegación michoacana de la Procuraduría General de la República.

El anuncio que había hecho sobre la denuncia penal que se interpondría en contra de Salvador Jara Guerrero, gobernador de Michoacán, había aglomerado a los representantes de diversos medios de comunicación afuera de las instalaciones de la procuraduría.

La cita fue a las 11 de la mañana, pero nada más fue para presenciar el ingreso del dirigente panista a las oficinas federales de procuración de justicia y tomar la fotografía de su llegada. Había que esperar a su salida para ver su declaración respecto a la denuncia.

Media hora después, con los reporteros afuera de las oficinas, detrás de los cristales enrejados de la oficina se ve salir a Chávez Zavala.

Sale con sonriendo. Puso la denuncia penal contra el gobernador del estado, que aunque no es electo, si fue ratificado por el congreso local, incluso por los mismos diputados panistas.

“¡Quédese ahí!”, “Hágase a la izquierda…”, “muestre los papeles…”, “Ahí, ¡va la foto!…”, justo a un lado del letrero de la PGR.

En la puerta se agolpan los reporteros, unos quieren meter su micrófono para la entrevista colectiva. Los camarógrafos elevan sus equipos para poder tener una toma más limpia, aunque amontonada; los fotógrafos buscan el ángulo, la rendija, esperan a que se disperse el grupo para hacer la fotografía del momento.

Aunque la pregunta era obligada, el dirigente estatal panista asegura que la denuncia penal no es protagonismo, ni tiene intenciones electorales.

El PAN denunció penalmente por Abuso de Autoridad, Uso Indebido del Ejercicio Público y por delitos contra la administración; todo esto porque no ha actuado contra los normalistas, sobre todo cuando existen denuncias penales en contra de los estudiantes por el secuestro de autobuses.

Asegura que ellos, como PAN, “no quieren tampoco que haya sangre” de los normalistas; que sólo lo que quieren es que se gobierne y se dé seguridad a todos los michoacanos.

Después de varios minutos de entrevista se dispersan los reporteros y el líder panista posa para unas fotos más con los documentos de la denuncia, se acerca su lujosa camioneta, una Gran Cherokee, color blanca; se sube en el lado del copiloto. Cumplió con su cometido, el mensaje tenía que hacerlo llegar al gobernador. O quizá a otros funcionarios.