El sonido de la madera

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

Paracho es internacionalmente conocido por la elaboración de guitarras, es tal el reconocimiento que muchas de ellas, por su constitución, su acústica, superan incluso a guitarras europeas.

Sin embargo esta producción, de origen, como tal, estaría en riesgo, y esto es a causa de que se está acabando la madera que tiene las propiedades necesarias para esto, señala Arnulfo Rubio Orozco, laudero originario de esa localidad.

Para él la preocupación es que en poco tiempo, quizá 10 años, calcula, no habrá la madera de la calidad con la que actualmente se cuenta.

La madera, cuenta en entrevista, se la están llevando los chinos, europeos, de muchos países; “ellos después van a venir a ofrecer madera mexicana y carísima, se la están llevando”, dice.

De manera previa a la entrevista acomodaba el estante donde expondría unas de sus guitarras. Una de concierto que expone ahí cuesta alrededor de 30 mil pesos.

Viene de una familia donde la mayoría se dedica a la fabricación de las guitarras. Recuerda que él desde chico tenía la inquietud de incursionar en el oficio familiar.

Sin embargo, señala que su padre no quería que él siguiera sus pasos; en ese entonces, hace 25 años, la fabricación de estos instrumentos no era tan redituable. No quería que pasara crisis económicas.

Cuenta que en Paracho la mayoría de los habitantes tienen participación en la elaboración de las guitarras; algunos las construyen de forma integral, mientras que en otros casos hay familias que sólo se dedican a uno sólo de los procesos.

En su localidad, dice mientras sonríe, se ve caminando a los habitantes, artesanos, con las guitarras al hombro, de un lado a otro, ya sea para vender o entregarlas. Pero, dice, es una escena común.

Explica que lleva un cuarto de siglo dedicado a este trabajo. Empezó joven, a los 16 o 17 años. Y a pesar de que su padre no quería, Arnulfo continuó con el interés, aunque siguió estudiando la prepa. Quería tallar la madera.

Remarca que no se rindió y continuó con su lucha; tomó cursos con algunos europeos. Luego, dice, “hubo la oportunidad de capacitarnos los de aquí a través de Casa de las Artesanías”.

Para él fue trascendental la visita de un músico belga a Paracho, quien había recorrido ya todas las lauderías de esa localidad. Sin encontrar algo que le dejara satisfecho.

Cuando llegó con él músico, cuenta, le echó en cara el por qué no reconocían el trabajo que como constructores de guitarras realizaban en la comunidad, impulsando algo propio, con el propio estilo y no copiando del todo a fabricantes de otros países.

“Le di la razón”, dice, “sabiendo que tenemos guitarras mejores que muchas europeas”.

“Aprendí a decir que es una construcción que yo hice”, señala.

Para Arnulfo es importante este momento, porque definió su vida como fabricante. En esa visita el músico se llevó consigo a Europa un par de sus guitarras, luego de haberlas escuchado.

Fue hasta octubre de 1998 cuando el músico le habló, le había enviado un sobre con unas cuantas revistas y una carta; ahí le felicita y le explica sobre los análisis y estudios que se les realizaron a sus guitarras.

Dichos análisis fueron publicados en revistas especializadas, fueron de las mejores que se analizaron, de entre otras tantas de otras partes del mundo. “Sentí muy padre”, dice emocionado.

Este orgullo, añade, se reforzó cuando conoció sin esperarlo a uno de los jueces que calificaron sus guitarras.

Desde entonces fue buscando perfeccionar aún más la elaboración de sus guitarras.

Sin embargo, dice, uno de los aspectos que ha tenido que enfrentar en México es la competencia desleal, “es un ambiente muy difícil el que se está viviendo. Lejos de ser una competencia es un egoísmo”, dice.

Son los mismos constructores de guitarras los que se encargan de echar tierra entre unos y otros, esto es lo lamentable, remarca el laudero.

Sabe tocar un poco guitarra, aunque muchos no saben, dice. Para él ha sido una necesidad dado que aprender a escuchar al instrumento que fabrica le ha permitido valorar aún más su trabajo y a su vez no dejarse engañar, como pasa con algunos.

En cuanto a las maderas, retoma mientras espera que dé inicio el Festival Internacional de Guitarra de Morelia, donde abrirá con una exposición de sus guitarras, éstas se están acabando, y por otra parte no se está repoblando de recursos maderables necesarios para elaborar los instrumentos con la calidad necesaria.

“Esto pondría en riesgo la guitarrería en Michoacán”, dice.

Concluye diciendo que para tener un buen instrumento “debemos tener una buena madera con las propiedades necesarias”.