Morelia, Mich. | Acueducto Online.- Andaba de buen humor el presidente. Apenas salió al estrado, saludó a los periodistas y tomó el primer apunte de su guion: hacer el elogio de los michoacanos más ilustres: Morelos, Ocampo, Múgica y Lázaro Cárdenas.
Después, hizo lo que se esperaba de él: elogios al gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, a quien calificó de honesto e íntegro.
Enseguida, la descalificación al ex gobernador Silvano Aureoles, a quien no mencionó por su nombre. Los michoacanos, dijo, no merecían ese gobierno.
Vinieron los elogios: ahora Michoacán y el país son otros. Ya no se combate al crimen organizado con la fuerza del estado sino por la vía de la pacificación. Se arranca a la delincuencia de su primer bastión: los jóvenes. Y todo, dijo, gracias a los programas sociales que, según él, hoy llegan a todo el territorio michoacano.
Y ya no pararon los autoelogios: que México ya no es el mismo, que ya no hay corrupción, que se enfrentan de una manera diferente los problemas, que hay mayor sensibilidad hacia los sectores vulnerables.
No dejó pasar los señalamientos que han hecho sus críticos, especialmente el ex presidente Vicente Fox, a quien lanzó sus más contundentes cuestionamientos.
Pero también le tocaron a otros personajes, como la columnista Denise Dresser, a quien ha convertido en una inesperada lideresa de la oposición.
Después, irónico, decidió darse un momento para sí mismo. Puso en pantalla los niveles de popularidad que presuntamente tienen los mandatarios mundiales, en donde aparece en segundo Lugar. Y se dedicó a hacer un registro de cómo están los otros mandatarios.
Festivo, irónico, se lanzó a un imperturbable elogio de sí mismo.
A Michoacán le ofreció prácticamente todo. Federalizar la nómina educativa y de salud, aumentar la inversión para obra pública e infraestructura, mejorar la seguridad.
Michoacán ya se lo merece, dijo.
Sin embargo, más allá de sus peculiaridades, la rueda de prensa mañanera fue, en términos estrictos, más de lo mismo. Un presidente que aprovecha cualquier tipo de preguntas para desviarse y hacer un balance triunfador de lo que han sido los tres años de su gobierno, sin un asomo de autocrítica.
El gobernador Alfredo Ramírez Bedolla le correspondió en los agradecimientos. Tal pareciera que en dos meses Michoacán ya es otro, si tomamos en cuenta lo dicho por el gobernador.
Y no escatimó en aplausos para el presidente. En cada quincena, dijo, se nota la ayuda del gobierno federal.
El tema de la matutina era la inseguridad. Sin embargo, salvo lo dicho por el titular de la Sedena, Luis Crescencio Sandoval, no se hizo mayor referencia al asunto.
Al final, el presidente se despidió porque, dijo, iba a ir a desayunar con el gobernador. Corundas, aparentemente.
Y salió, orondo y contento como cuando entró.