Morelia/Enrique Castro
Anacleto Rangel y Sebastiana Santiago se pusieron de pie después que José Luis Gutiérrez Pérez, titular de la Secretaría del Migrante en el Estado, los saludará desde el presídium del Primer Foro Binacional de Comunidades Originarias Migrantes de Michoacán, y es que ellos, como otro grupo, son “palomas mensajeras”, es decir, forman parte del programa para unir familias que llevan mucho tiempo sin verse entre México y Estados Unidos de América.
Anacleto viste de blanco, usa bigote y sombrero, y en la parte trasera de su ropa luce la frase “palomas mensajeras”. Sebastiana, su esposa, viste de manera tradicional purépecha, y su blusa está bordada con palomas y la misma frase que su esposo tiene en la espalda.
Ellos viajaron a California en agosto para ver a su hija y en el lugar platican sobre esa experiencia: «fue un proyecto que hubo primero en Cheranástico, en nuestra comunidad se hizo un comité, todos nos unimos a las pláticas y ahí empezaron a comunicarnos que había un programa para que pudiéramos nosotros tener una visa para ir a Estados Unidos a ver a nuestros familiares, simplemente a visitar después de tantos años que no los habíamos visto”, comenta Anacleto.
Después, su esposa describe: “tenemos una hija con 17 años sin verla, porque no teníamos papeles para ir, nos llevaron con nuestras hija. Sentimos mucho gusto, muy contenta ella; ahora tenemos la visa por el programa de palomas mensajeras y ya podemos ir, nos sentimos muy contentos”.
Mientras platicaban y recordaban, sus miradas iban hacia el horizonte y de repente, entre ellos, se ponían cristalinos sus ojos y les costaba describir.
Anacleto continua la plática y habla sobre cómo fue la visita: “Fuimos el 16 de agosto, tres semanas, era con el fin de encontrarnos con nuestras familias e hijos. Fuimos 12 de personas de Caltzontzin, ella tiene 17 años allá y como son indocumentadas, no podían venir. Ahora siguen igual (sin documentos)”; sin embargo, ellos como padres y ahora con una visa pueden visitarla regularmente.
Un poco más descriptiva, Sebastiana comenta que fueron recibidos en una fiesta, ya que el mismo día que se hace la fiesta patronal en la comunidad, en ese lugar californiano también lo festejan todos los purépechas que ahí están: “Allá se hace la fiesta patronal igual que a la de aquí, del patrono del Divino Salvador que “vino” del Paricutín».
Después de esto, Anacleto retoma la palabra: “Cuando se pueda ir a visitarlas se hará, tal vez a la fiesta del año que viene. Ellos están formando allá danzas de la comunidad de acá: los Curpites, los Negritos y las Palmeras”.
En su calidad de abuela purépecha, Sebastiana platica que su hija habla español e inglés y poco purépecha, pero “le digo a mi hija que no deje de hablar en español y ahora que fui les hablo en purépecha, que no pierdan la tradición porque es bonito”, y, sonriente, dice “no pierdo las esperanzas de aprender inglés”.
Y así terminan la plática, justo en el momento que comenzaba una conferencia dentro del foro, con la promesa de volver de “palomas mensajeras” el próximo año a los Estados Unidos de América.