«El Pillo», endulzando las fiestas guadalupanas

(Imagen: Cayetano Mac)
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Morelia, Mich. | Acueducto Noticias/Cayetano Mac.- Desde hace más de medio siglo, Cañas «El Pillo» es un referente ineludible en las fiestas guadalupanas de Morelia. Este negocio familiar, fundado por el padre de Leopoldo Tavares Rojo, ha mantenido su esencia a lo largo de las décadas, evolucionando sin perder su autenticidad.

Leopoldo, quien asumió el liderazgo del negocio hace tres años, recuerda con orgullo sus inicios al lado de su padre: «Yo siempre he estado al frente, nada más que él era el dueño, y ahora pues ya lo estamos trabajando». En la avenida Tata Vasco esquina con Hospitales, un estacionamiento en desuso se transforma en una fábrica artesanal donde 60 empleados trabajan de sol a sol, protegidos por lonas blancas que ocultan la intensa labor de cortar, pelar y preparar las cañas.

Aquel negocio, de varillas y lona era como un museo. Fotografías de años posteriores adornaban la fachada, como una línea del tiempo; cañas de 2 mil pesos que a día de hoy serían incomprensibles para aquellos que no conocieran los antiguos pesos; las vestimentas de la época; todo en conjunto daba un nostálgico mirar del pasado.

El secreto del éxito de «El Pillo» radica en la calidad y su salsa especial, una receta única que los distingue. «Traemos las cañas desde Tepic y las acompañamos con nuestra salsa. Eso nos ha hecho famosos», comenta Leopoldo, quien este año se ha planteado vender diez camiones de cañas, superando los ocho habituales.

El dinamismo del puesto es palpable: clientes compran una, dos o tres bolsas, mientras Leopoldo y sus empleadas de la caja ordenan con energía el movimiento del equipo. «Échenle tres grandes», se escucha mientras coordina cada detalle.

«Como en el Buen Fin», refiere humorísticamente, «El Pillo» atrae por sus promociones: «La bolsa grande cuesta 130 pesos, la chica 65. Si llevan tres chicas, se ahorran una», explica con entusiasmo.

A pesar de la ardua jornada que comienza al amanecer y termina pasada la medianoche, Leopoldo encuentra tiempo para reflexionar sobre la tradición. «Haciendo las cosas bien, todo sale bien», asegura, aunque admite que encomienda a la Virgen de Guadalupe la seguridad de sus trabajadores.

La temporada de cañas culmina el 12 de diciembre en Tata Vasco, para después continuar en otras ubicaciones como La Inmaculada. Para Leopoldo, este negocio no es solo una fuente de sustento, sino un legado familiar que une a sus seres queridos y fortalece el sentido de comunidad.

«Vengan a las cañas, aquí les damos buena atención y los mejores precios», invita Leopoldo, reafirmando la dedicación que ha convertido a Cañas «El Pillo» en un símbolo de sabor y tradición en Morelia.