Morelia, Mich. | ACG.- En una pequeña panadería que perfuma la calle Humboldt, junto a San Francisco, con el cálido aroma del pan recién horneado, se encuentra un hombre que, a pesar de no provenir de una familia de panaderos, ha dedicado los últimos 15 años de su vida a perfeccionar el oficio y 10 años a la tradición de las roscas de Reyes.
«Yo soy el primero en mi familia que se dedica a esto», dice mientras sus manos, llenas de harina por el trabajo, dan forma a una masa que pronto se convertirá en un arte con ate comestible. Su inicio en el oficio no fue por herencia, sino por vocación.
Desde las primeras horas del día, entre sacos de harina y el calor del horno, este panadero mezcla huevo, harina, azúcar y levadura con innovación, para crear roscas tradicionales y aunque las roscas clásicas con ate y azúcar siguen siendo las favoritas, ha integrado sabores modernos como queso con zarzamora, nutella, cajeta, y crema pastelera.
«Hay que adaptarse a lo que la gente pide, pero sin perder lo tradicional», explica mientras rellena una rosca con crema pastelera, explicando que las de nutella han sido las más solicitadas en los últimos años.
El proceso, nos cuenta, no es sencillo. Cada rosca comienza con una mezcla precisa de harina, levadura, huevo, mantequilla y otros ingredientes que deben trabajarse con cuidado. «Si te pasas en algo, ya no queda igual, pero ya tengo medido hasta cuando huevo se le echa», dice con la seriedad de quien respeta su oficio.
A pesar de los retos económicos, como el aumento en los costos de las materias primas y la demanda de los clientes por cajas decorativas que encarecen los productos, su pasión por el pan no ha disminuido. Junto a su esposa Lupita, quien también colabora en la preparación de las roscas, comparten el sueño de mantener viva esta tradición. Su hija de 12 años, inspirada por su ejemplo, planea estudiar repostería para dar continuidad a esta nueva herencia familiar.
Las roscas que produce no solo llenan de dulzura las mesas en enero; pues en ocasiones las escuelas de Morelia extienden la celebracion de partir la rosca hasta febrero.
«Ahí me piden que le eche hasta mas de 10 muñecos a la rosca, para que a todos les toque muñequito» dice entre risas, presagianso las roscas para febrero.
Las roscas tradicionales, sin relleno, tienen precios accesibles que varían entre los 130 pesos para la chica, 230 pesos la mediana y 330 pesos la grande, dependiendo de su tamaño. Por otro lado, las roscas con relleno cuestan más, comenzando en 160 pesos para las pequeñas y alcanzando hasta 420 pesos para las grandes, con sabores que incluyen cajeta, fresa y crema de avellana.
Si se opta por rellenos más especiales, como queso crema combinado con zarzamora o nutella, el precio se incrementa aún más. La chica está en 220 pesos, la mediana en 320 pesos y la grande llega a 420 pesos, debido a la complejidad y costo de los ingredientes.