Morelia/Alan Ortega
A parte de su arquitectura colonial y la gran fama que ostenta como uno de los destinos a visitar en México, Morelia, durante una semana al año, desde la última década, se ha convertido en la parada obligada de los festivales de cine latino, pues ha ganado fama internacional, y esto lo ha logrado en tan sólo 12 ediciones que se han realizado el Festival Internacional de Cine de Morelia.
Desde la primera edición de este encuentro de la comunidad cinematográfica se observó una gran asistencia de morelianos en los alrededores el antiguo Cine Morelia en el centro de la ciudad; en ese entonces había más acceso al público lugareño, en contraste ahora con las exclusivas alfombras rojas donde desfilan actores inaccesibles y políticos de la actualidad, además de las fiestas privadas en dónde sólo son invitados los “talentos” y actores junto con personajes de la alta sociedad.
Los cafés, bares, restaurantes y hoteles tienen grandes ganancias en las fechas en las que se desarrolla el festival; los lugares como Las Rosas, los Portales se pueden ver abarrotados de consumidores que acuden al festival y que buscan sus artistas de la pantalla grande.
El festival siempre ha servido de gran reflector político, y en esta edición no fue la excepción, pues Cuauhtémoc Cárdenas Batel ha sido el encargado de dirigir los discursos políticos y en el caso del actual festival le tocó hablar acerca del caso de Ayotzinapa, exigiendo la aparición de los 43 estudiantes desaparecidos el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero.
Otro sector de los asistentes acude por curiosidad a las salas, pues la mayoría buscan las caras conocidas de directores y actores; sin embargo, el catalogo que ofrece el festival tiende más a lo independiente y en muchos casos la gente no los conoce; se les puede escuchar preguntando entre “¿quién será ese?”; pero aun así, sin conocerlos, se toman la ‘selfie’ ‘pal face’.
Las salas siempre resultan limitadas, el único lugar público y común que se encuentra en la programación del Festival de cine, es una pantalla al aire libre ubicada en la Plaza Benito Juárez al costado oriente de la Catedral de la capital michoacana, en donde el público puede observar proyecciones pero que lamentablemente no son de las compiten en este evento.