El Escapista

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

 

Unos cascos verdes camuflados descansan sobre unas trompetas adornadas con hilo rojo, mientras de fondo unos azules mariachis amenizan el almuerzo relativo al festejo del Día del Ejército.

La ceremonia se realiza en las instalaciones de la XXI Zona Militar, que tiene su sede en la capital michoacana.

En el gran patio central varios vehículos militares hacen acto de presencia. Lucen sus armas.

Ahí, una carpa suficientemente extensa para cubrir a los militares festejados sirve también para refugiar al gobernador del estado, Salvador Jara Guerrero, al General Felipe Gurrola, al Presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, Sarbelio Molina Vélez, al comandante de la XXI Zona Militar, general José Francisco Morales Cázares.

Gurrola Ramírez es el orador oficial, refiere una serie de mejoras para los elementos del Ejército que se han dado en los últimos años.

Al concluir su mensaje los meseros arriman jugos y ensaladas de frutas a los invitados.

Desde abajo se observa a un gobernador más serio que de costumbre. Desde su llegada de El Vaticano, éste martes pasado, no ha dado entrevistas colectivas ni conferencias de prensa.

Salvo una ocasión un día antes donde intervinieron varios actores para hablar sobre el tema de seguridad del estado y que al momento de preguntársele sobre el viaje dieron por concluido el encuentro con la prensa.

Durante el almuerzo en la Zona Militar estuvo callado. A su lado el General Gurrola dialogaba y bromeaba tanto con Sarbelio Molina como con el alcalde moreliano, Wilfrido Lázaro Medina.

El azul mariachi continuó con la música durante el tiempo que duró el almuerzo. Al darse por concluido el evento, arriba, en el presídium los invitados especiales se fueron poniendo de pie. Bromearon por un momento antes de bajar.

Los medios de comunicación se agruparon en un extremo del mismo, donde estaban unas escaleras para esperar al gobernador y poder entrevistarle.

Jara Guerrero se dio la vuelta. Camino en sentido contrario del lugar donde aguardaba la prensa. Éstos, al buscar acercarse a él rodearon la carpa, y antes de avanzar siquiera unos pasos más, el mandatario michoacano ya estaba dentro de su camioneta negra. Salía en ese momento del cuartel militar. No hubo tiempo de preguntas. No hubo tiempo de aclaraciones.