Caracas/Héctor Tenorio
Las caras de los venezolanos reflejan una profunda preocupación antes el complicado entorno financiero que atraviesa el país sudamericano, los precios en las calles suben y ni siquiera la Asamblea Constituyente ha podido frenar este fenómeno, a pesar que trabaja a marchas forzadas desde el pasado 4 de agosto.
Como consecuencia el ambiente en Caracas es tenso y se cuela a todos los lugares; en los ‘cybers’ quien asisten a ellos lo hace para dos cosas básicamente: Hacer compras en línea, pagar o recibir dinero en sus cuentas bancarias.
En este contexto se sentó a mi lado izquierdo, la señora Kritel quien llego con su dos pequeños, un niño de ocho años que no suelta su celular y una pequeña de cinco que no deja trabajar a su mama que termino pegándole.
Ella tiene alrededor de 35 años, es una catira (rubia), robusta y luce con mucha salud, el tiempo que estuvo en el cyber mostró mucha ansiedad. No es para menos se dedica a la construcción todos sus comentarios giraron sobre los efectos de la inflación.
-Compre unos costales de cemento y page 6 millones de bolívares, los precios van a la alza, la semana pasada el dólar tuday alcanzó los 18 mil bolívares por un bolívar y los precios subieron, luego bajo el dólar a diez mil y hoy amaneció a 15, 500. Sin embargo los precios de las cosas subieron de nueva cuenta.
Enojada remató, “Los comerciantes están abusando, no sé qué vamos hacer, ve tomando tus previsiones”.
De repente llegó un muchacho y le preguntó a Kristel.
-¿Cómo va la vaina?
La mujer contesto sin meditarlo.
-Verga Chamo, aquí pagando la nómina que estrés chamo, ya no se puede con esta situación. Solo como una vez al día y solo Camburo (plátano) y otras frutas, me la estoy pesando mal.
En ese momento llegó Jenny se sentó a mi lado derecho, viene acompañada por su hijos de dos años que se llama Alfredo, el niño se qued a cargo de a cargo de Aura quien tiene un paresteco con Jenny ella se ha ce cargo del Niño.
Ella es delgada y su cara está llena de pecas, trae puesta una blusa morada, se denota mucho nerviosismo. Entró a Banesco Oline y vio que no le habían depositado.
Molesta llamó a su celular.
-Cónchale de tu madre, Orlado por qué no me has depositado tengo que hacer un pago( de televisión por cable) y tú no me has depositado, qué esta esperado, esta gente no espera, vale no haga esto tengo todavía que hace unas compras y tengo que buscar los precios más bajos.
Del otro lado le contestaron a Jenny, y ella respondió.
-Epa, como está la vaina, bueno pero no te tardes papi.
Mientras espera su pequeño hijo Alfredo, llora sin parar,
En el cyber entran una señora y saluda a Jenny,
-¿Hola Jenny, cómo se porta el niño? se ve que es tranquilo.
– Ella sorprendida y contesto
-¡Naguara¡ te lo voy a dejar una mañana para que lo cuides chama,
Termina cargado al pequeño Alfredo quien es un catire con su rizos rubios y sus mejillas rojas de tanto llanto
En eso sonó el celular, Jenny contesto,
-Aja, gracias ya llegó el deposito,
Jenny volvio a sonreír y salió más tranquila de como entro al cyber.
Así es la vida de muchas venezolanas y venezolanas que sobreviven a una inflación que amenaza con desestabilizar al régimen chavista madurista.