Morelia/Jesús Valencia Farías
En plenas vacaciones veraniegas, el Mercado de Dulces y Artesanías “Valentín Gómez Farías” luce un tanto solitario; años atrás era muy común encontrar turistas extranjeros paseando, por ahí, buscando algún recuerdo que llevar.
La placa que ilustraba el nombre del Mercado, instalada a finales de la década de 1960 por el gobernador michoacano en turno, Agustín Arriaga Rivera, se la robaron.
El lugar básicamente divide sus artículos en artesanías y dulces. A la entrada están los dulces y en la parte trasera las artesanías, es una variedad inmensa la que hay en el lugar.
Ahí se ofertan productos no solo son de Michoacán, sino que también los traen de otros estados de la República, principalmente de Guanajuato, Aguascalientes y Zacatecas.
La mayoría de locatarios son comerciantes de varias generaciones que han logrado establecerse a base de mucho tiempo y trabajo en este lugar.
Los oferentes no son solo indígenas, hay mestizos y de todo, muchos son jóvenes que actualmente ayudan a sus padres durante las vacaciones de la escuela a cuidar el local, su situación económica no parece tan mala como la de muchos comerciantes callejeros.
En el lugar se pueden encontrar todo tipo de ates morelianos y dulces tradicionales de Michoacán y del centro del país, hay artesanías en barro, madera y cobre, también hay guitarras, utensilios de cocina artesanales, artículos decorativos, textiles bordados, y un sinfín de artículos tradicionales de diferentes comunidades del estado y del país.
El mercado forma parte del antiguo barrio de Las Rosas, y antes de ser tal fue una Escuela de Artes y Oficios que se integraba a toda la manzana donde actualmente hay una Biblioteca, el Palacio Clavijero y oficinas universitarias, mucho antes fue un convento Jesuita.
El barrio de Las Rosas no ha cambiado mucho arquitectónicamente según la gente que habita la zona, ni siquiera el espíritu bohemio del lugar cambio, sin embargo antes no había prostitutas en las esquinas, ni tantos bares que hacen espectáculos decadentes.
