Morelia. Mich. | Alberto Infante/Acueducto noticias.– La zona lacustre de Michoacán, vive hoy otro 2 de noviembre, los panteones se han abarrotado de gente quienes con devoción llevan ofrendas a sus difuntos y se esmeran en adornar y limpiar sus tumbas.
Un día que para los michoacanos es muy especial, pues se festeja con celo el regreso de las almas al mundo terrenal para que, a través de los usos y costumbres de cada región, celebren junto a sus seres queridos que aun los añoran.
Lo que mas predomina en este día en los panteones municipales, son las características flores cempasúchil, que adornan y colocan en coronas, arcos, entre muchas otras cosas.
Entre los antiguos mexicanos se tenían muchos ritos ceremoniales girando en torno a la muerte, como en Tirepitío, que era un centro importante de estos ritos, donde se ofrendaban las flores amarillas, también los mexicas consagraban a sus muertos subiendo a sus techos y gritando el nombre de sus parientes, mirando hacia el norte.
Uno de los elementos clave son las camas de petate, que ofrecen descanso y reposo, para que disfruten de las ofrendas que se les dejan, que van desde bebidas, hasta innumerables cosas, pues se ofrendan de acuerdo con los gustos en vida del difunto.
Como el tradicional juego de pelota purépecha, Uarhukua Chanakua o Pasarutakua, que se realiza con una pelota en llamas, que simboliza el paso del sol por la esfera celeste o la lucha entre las tinieblas de la noche y la luz del día, que aún se practica con jóvenes de todas partes de Michoacán.
Otro grupo importante de esta zona que celebraba algo similar, eran los Tarascos, quienes el 1 de noviembre festejaban el “Terúscan”, una rapiña celebrada con el permiso de las autoridades, un juego ritual en el que un guía, acompaña a los jóvenes del poblado.
Para sustraer elementos de las siembras que tenían, para llevarlo a los ancianos quienes esperaban en la iglesia, para después coser y preparar una convivencia, hasta el día siguiente se recogen las ofrendas y al grito de ¡Camperi! (cosecha) se entregan al sacerdote.
A pesar de tener un origen prehispánico esta festividad, el catolicismo durante la conquista, la fue adaptando hasta lo que conocemos como Día de Muertos, creando un misticismo y secretismo religioso, combinado con los ritos católicos que se han ido mezclando con el pasar del tiempo, creando una hermosa fusión que varia de zona en zona.
Todo esto mencionado le ha dado colores únicos a Michoacán pues dependiendo que zona visites, es como verás el festejo, siendo reflejo directo del pasado de nuestro Michoacán.