Cronica: Tras el imponente

Esta tradición tiene más de 50 años en la familia» cuenta Gabriel sin perder de vista a su torito que se bambolea al ritmo de la cumbia, acompañado en su paso por el caporal del caballito, apaches, la maringuía y demás personajes…

Comparte

Morelia, Mich.| Asaid Castro/ACG.- El humo de la pólvora se mezcla con el sudor de la multitud. En la calle Lago de Chapala, un mar de gente espera el paso del torito El Imponente, que avanza con movimientos erráticos, guiado por los brincos de quien lo carga en los hombros. La música de banda se impone sobre el ruido de las calles y abre paso al bailar del torito de petate entre gritos de ánimo y la chispa de un cohete que marcan el inicio del recorrido.

Eran las 6:45 de la tarde cuando El Imponente partió desde la calle Leona Vicario, en la colonia Ventura Puente, marcando el inicio de seis horas de torito garantizadas. La banda, contratada por hora, ya afinaba metales mientras los primeros brincos retumbaban en el suelo polvoriento.

Entre los más esperados, estaba este torito, creado en parte por Gabriel Jacobo Hernández, quien lleva 25 años moldeando figuras de este estilo en la colonia 3 de Agosto desde donde salen para recorrer el Centro de Morelia y sus alrededores.

«Esta tradición tiene más de 50 años en la familia» cuenta Gabriel sin perder de vista a su torito que se bambolea al ritmo de la cumbia, acompañado en su paso por el caporal del caballito, apaches, la maringuía y demas personajes, al final, un oficio heredado para Gabriel.

La estructura de El Imponente, explica, es de aluminio reciclado de bicicletas, con varillas y tela pintada. El sombrero del caporal es un Tritón, que reposa sobre la figura, es un detalle que no puede faltar. «Nos tardamos unos 15 días en hacerlo, desvelándonos hasta las tres de la mañana».

El recorrido los llevó por Lago de Chapala, donde hicieron al menos cinco paradas para bailar. Entre la multitud, un puñado de vecinos se asomaba desde las banquetas o detrás de los puestos, algunos sorprendidos, otros a la espera del espectáculo.

Acompañados de una multitud, los danzantes brincaban sobre la espuma que se esparcía en el suelo, mientras otros se bañaban en ella —de manera literal—, dejándose envolver por el frenesí del momento.

«¿Le bailamos el toro, señora?» preguntaba Gabriel, animando a los vecinos a sumarse a la fiesta. Las monedas cambiaban de manos y el retumbar de la tuba indicaba el inicio de cada baile: una sola pieza costaba 100 pesos; y tres por 200.

A diferencia de otros toritos, El Imponente decidió eliminar los machetes de su danza. «No queremos agresividad, buscamos un ambiente familiar», dice Gabriel. Es una medida para evitar enfrentamientos entre grupos, pues en la euforia de la fiesta, algunos llegan alcoholizados. «Ya queremos una fiesta pacífica», sentencia, mientras a su lado, los jóvenes que lo acompañan avientan chispas al aire con bengalas para iluminar entre brinco y brinco el toro de petate de mas de 50 kilos.

El recorrido tomó un giro inesperado en la esquina de Lago de Chapala y Río Nazas, cuando un torito rival, El Guerrero, apareció en escena. La tensión se sintió en el aire mientras ambos grupos se preparaban para el duelo, pero en esta ocasión de baile. Desde las filas de El Imponente se escucharon gritos y vítores:

—¡Arriba El Imponente!

—¡Arriba El Guerrero!

Gritaba cada bando. Entonces, con la misma energía con la que se retaban, los agaches de El Guerrero se sumaron al baile de El Imponente, sellando el encuentro con camaradería y zapateado.

El ambiente estaba cargado de pólvora, humo de bengalas y coloridos destellos que iluminaban la noche. Entre gritos, algún qué otro tomado, niños, mujeres, personas de la tercera edad y aplausos, la harina volaba entre toritos.Con la despedida de El Guerrero, El Imponente continuó su marcha.

El alcohol, la música y el estruendo de los cohetes seguían encendiendo la fiesta en el barrio. En Ventura Puente, el Martes de Carnaval es un ritual que sigue vivo, entre el estruendo de la música, el olor a pólvora y la figura del torito iluminando la noche.