Crónica. “No son sólo viejos papeles…”

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Morelia/Julieta Coria

Fotografías, manuscritos, nombramientos y un sin fin de documentos con más de cien años de antigüedad, resaltaban en la exposición en el congreso del estado, a la vista de los curiosos.

El reloj de la catedral marcaba las doce horas, la inauguración empezaba de manera puntual, ante un público de asistentes, en su mayoría, representantes de los archivos y medios de comunicación.

El recorrido por aquellas hojas entre blanco y amarillo, hojas aún con el olor a viejo, se mostraban en las improvisadas paredes blancas que no llamaban la atención, ni siquiera de los trabajadores que deambulaban por el lugar. Ni curiosos, ni gente, llegó a la llamada “casa del pueblo de Michoacán”. Nadie.

Puntual y breve fue el mensaje del rector de la Universidad, en sus palabras habló de las raíces y la importancia de la máxima casa de estudio, en la historia. A su lado, la diputada Rosa María de la Torre, en ese mismo sentido habló sobre la autonomía que tiene la Universidad, el baluarte, el tesoro, que hoy se exhibe…

Y es que esos tesoros, de los que hoy hablan, sin duda, son un tesoro, para la ciudad, para el estado, para la Universidad, por supuesto. “La importancia de los archivos, no puede quedar fuera de la historia…” y, es que son más que viejo documentos, se decía…

El recorrido por la historia de la universidad en los cien años, comenzaba, de inmediato y en fila india, detrás del rector, todos pasaban uno a uno, escuchando la voz la voz que relataba con una breve explicación.

Los primeros manuscritos eran los estatutos de la Universidad del año de 1919, algunas hojas entre un blanco amarilloso y un café, con letras en cursivas, apenas se apreciaban; luego las noticias de los estudiantes de la normal, del años de 1918, de pensiones concedidas. Enseguida son nombramientos, como del museo del estado de 1920, dos hojas delgadas y delicadas desprendían de la ostentosa pared.

Los proyectos de ley –el recorrido continuaba-luego los viejo presupuesto del años 1919, seguido de los dictámenes, y más dictámenes sobre la reforma de la educación del estado de 1917., tras de los viejos documentos, seguían los proyectos de Ley del años 1933, lecturas y  discusiones sobre la Universidad, había también aportaciones de otros archivos, como de la catedral.

Y, así, hoja por hoja, el recorrido fue terminando, con un contingente cada vez más y más pequeño.

El rostro de los caminantes por el patio no era de asombro, ni de efusividad, tampoco de aburrición, más bien de monotonía. Los asistentes y la prensa, desaparecieron detrás de los funcionarios, que parecía llevaban prisa por salir, dejando el patio vacío y la exposición desalada, en cuestión de minutos…