Morelia, Mich. | Cayetano Mac/ Acueducto.- El ambiente era gélido y sombrío. A pesar de la multitud, el silencio predominaba alrededor de la Catedral de Morelia. En la distancia, se escuchaban los pitidos de los arcos de seguridad que protegían el perímetro.
Como cada año, las víctimas de los granadazos de 2008 acudían al lugar, acompañadas de autoridades que, en esta ocasión, se mostraban más reservadas y herméticas.
El acto, breve pero cargado de simbolismo, se adelantó al horario previsto. Modestos arreglos florales y rosas fueron colocados alrededor de la placa que conmemora uno de los episodios más dolorosos en la historia de Michoacán.
Al concluir el evento, las autoridades comenzaron a dispersarse. Algunos, vestidos de traje, accedieron a dar entrevistas a la prensa, que, a 16 años del trágico suceso, seguía repitiendo la misma pregunta sin respuesta: «¿Quién fue?»
Minutos después, hizo su aparición Cemeí Verdía, exautodefensa, portando una corona de flores que destacaba entre las ofrecidas por el municipio y el estado.
En sus palabras, explicó que había querido hacer este gesto desde hace mucho tiempo. Culminó su acto con un enérgico grito de justicia frente a un grupo de numerosos reporteros.
Las víctimas y sus familiares comenzaron a retirarse poco a poco. Algunos agradecían la labor de las autoridades, mientras otros se limitaban a señalar que era su responsabilidad estar presentes año tras año.