Cría Cuervos y Échate a Dormir | Boris González Ceja

Y es que criar adolescentes no es tan sencillo como crear fama, ya que una vez que construyes una cierta reputación, ésta te antecederá y demorará tiempo y esfuerzo para cambiarla nuevamente, pero con los humanos es un poco más complejo

(Foto | Especial)
Comparte

Somos Nuestra Memoria / Análisis

Por Boris González Ceja

Ya sé que el dicho no dice así, pero quiero aprovechar el equívoco para dar cuenta de un problema cada vez más notable que padres, madres y cuidadores nos comentan en los consultorios psicológicos y es sobre la crianza de adolescentes.

Y es que criar adolescentes no es tan sencillo como crear fama, ya que una vez que construyes una cierta reputación, ésta te antecederá y demorará tiempo y esfuerzo para cambiarla nuevamente, pero con los humanos es un poco más complejo.

Sobre todo se requieren habilidades políticas, económicas, psicológicas, emocionales, de tiempo y paciencia para lidiar con un(a) adolescente, algo que muchos reducen simplistamente a dar dinero.

En el caso de l@s adolescentes es importante tener un ambiente suficientemente bueno para lograr equilibrar sus desajustes hormonales y de su posición familiar. Tener un ambiente suficientemente bueno significa que se tienen casi todos los elementos pensados de manera consciente, algunas más o algunas menos pero no todas siempre ni nunca, sino con suficiente continuidad lógica.

No está de más entender que en el despertar de primavera, como me gusta reconocer a la adolescente, siempre existen fuertes elementos de apoyo y destrucción, amistosos y hostiles, o benignos y persecutorios; surgen en parte de las satisfacciones y frustraciones del infante en la experiencia de vida que incluye las excitaciones y los abandonos, pero siempre unas palabras de aliento del otro son síntomas de amor y colaboración.

Y criar cuervos, como dicho mexicano que se refiere a la costumbre de esta ave carnívora de comer los cadáveres empezando por los ojos, simboliza la ingratitud, y se refiere al desagradecido que paga con el mal el bien que le han hecho.

El primer principio de la educación moral es que ella no sustituye al amor.

Para los psicólogos el amor significa la totalidad del cuidado del infante y el niño, ese cuidado que facilita los procesos de la maduración, y ese amor por definición psicológica también incluye el odio, con su manejo, límites y alcances.

La educación significa sanciones y la implantación de valores parentales o sociales externos al crecimiento y la maduración interiores del niño.

Incluso está el caso del padre que se negó a permitir que su hija conociera algún cuento de hadas, ninguna idea de brujas, hadas o princesas, porque quería que la niña tuviera una personalidad exclusivamente suya. A esa pobre niña se le pedía que empezara desde cero a concebir las ideas y las realizaciones artísticas producidas por la humanidad durante siglos. Este esquema no da resultados satisfactorios, al contrario, tiene resultados funestos.

Si las y los niños dependen de códigos morales externos a su experiencia, dados por las y los adultos que los crían en zonas y comunidades específicas, que Dios nos perdone porque no pudimos enseñar el valor de la vida en México, con sus desaparecidos y ejecutados.

Para lograr que nuestras niñas y niños devengan adultos compasivos, es necesario que opere un tipo especial de angustia, que en psicología se denomina sentimiento de culpa, culpa relacionada con una idea de destrucción en la que también opera el amor.

Por lo anterior, la provisión a los jóvenes de oportunidades de servir tiene mayor valor que la educación moral en el sentido de enseñarles ética, de darles tarjetas de regalo o de andar inventando políticas publicas fraudulentas para personas ignorantes.

Desde mi punto de vista, como padres, lo más importante es reconocer que los adolescentes se encuentran en etapa de formación, y lo que debemos hacer es demostrarles amor, tratar de comprender que muchos de sus actos obedecen a los desajustes hormonales propios de la edad, y sobre todo, cargarse diariamente de varias dosis de paciencia. Como todo en la vida, la adolescencia de nuestros hijos pasará, y dará paso a nuevas etapas.

El ideal con nuestros niños que devienen adultos es entonces seguir la enseñanza que nos dejó el pediatra y psicoanalista inglés Donald Winnicott: la práctica del vivir a todas las personas que no se limitan a copiar y obedecer, sino que auténticamente

progresan hacia una autoexpresión personal.

Causas y azares…

  • En 2022 y 2023 las enfermedades relacionadas con la salud mental ocuparon el primer lugar, dentro de las enfermedades reportadas en desabasto de medicamentos.
  • Las políticas públicas de atención a esas enfermedades están lejos, diría lejísimos de dar los resultados esperados, ya que prácticamente son nulos los programas de atención a la población en la materia.

Hasta la próxima, que siempre hay más que ganar con el amor que con la educación. 

Conoce más en: https://linktr.ee/psicologiaparati