Morelia/Vianey J. Cervantes
A cada lado de un octágono de luz se leía el nombre de los municipios que tienen en sus Ayuntamientos a políticos independientes: Uruapan, Zamora, Ario de Rosales, Numarán, Acuitzio, Tiquicheo de Nicolás Romero, Zacapu, Apatzingán, Los Reyes, Tocumbo Hidalgo, Susupuato, Tumbiscatio, Pátzcuaro, Acuitzio… por mencionar algunos de los muchos.
En el centro, la figura alta del líder independiente de una ciudad histórica marcaba un parteaguas entre las luces blancas que iluminaban y reflejaban a los asistentes. De su voz emanaban palabras de aliento, de lucha y poderío por «la independencia de los partidos».
En el Encuentro de Independientes de Michoacán, los participantes no se daban la voz con la pompa y protocolo de los eventos gubernamentales comunes; los independientes hablaba uno y terminaba el otro, sin pausas, sin anuncios; todos, parte de un mismo ser representativo.
Alfonso Martínez Alcázar refrenda su independencia partidista desde sus inicios en el Ayuntamiento de Morelia; con obras para algunos ‘descabelladas’ y para otros innovadoras, lanzó sobre la capital lo que en redes sociales llaman «rayo embellecedor».
Tanto en su entrega de informes, como en este encuentro, los protocolos difieren a lo conocido. Se van por lo mediático, con tintes televisivos y de stand up.
«Aunque unidos estamos trabajando como nunca, un solo independiente no puede contra la maquinaria agria de los partidos políticos. Demostremos que los independientes son el camino para cambiar a Michoacán», refrendó Martínez, en medio de aquel octágono de luz, al centro del Salón Michoacán.
Tras el silencio del edil, una tarima ubicada al fondo se llenó de al menos una veintena de independientes, todos quienes firmaron aquel decálogo del Independiente, un compromiso tamaño panel para la honestidad, solidaridad y democracia.
Alguien gritó «¡faltan mujeres ahí!», pues la cifra era tan pequeña, que de aquella veintena de piernas menos de cinco usaban tacones. Entre la emoción, el patriotismo y la lucha del independiente, se escuchó de la tarima un «¡Viva Morelia!», seguido de un «¡Viva Michoacán!» y un silencio parcial de un público que quedó esperando un «¡Viva México Independiente!».