Como tianguis, patrimonio de la humanidad…

Foto: Alatorre
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Morelia/Manuel Alvarado

Como ya había sido anunciado, la capital michoacana viviría un día de caos. A las afueras de Casa de Gobierno, se observaban los primeros puestos de comercio ambulante que sin dudarlo, aprovecharon la ocasión para vender sus artículos.

Semillas, fruta con chile, sombrillas, chicles, cigarros, tacos de canasta, entre otros.

Fueron llegando los líderes de los diferentes sindicatos y representaciones magisteriales a las afuera del recinto. Se notaban frescos, relajados, pero sobre todo listos para pasar un día pesado.

Con sus camisas con logos bordados de su organización. Preparados con zapatos cómodos y sombreros para cubrirse del sol.

Dieron sus primeras declaraciones a la prensa y después de esperar unos minutos, ingresaron a la reunión que sostendrían con autoridades estatales.

Por la hora, no se veía a ningún profesor o manifestante sobre libramiento. Resulta que estaban varios contingentes ya listos en diferentes puntos estratégicos de la ciudad que sólo esperaban la indicación para comenzar a caminar todos en dirección a Palacio de Gobierno.

Inició el caos vial y el malestar ciudadano. La calzada de la Huerta, empezó a tener conflictos de tráfico. Normalistas se dirigían sobre la avenida al centro de la ciudad.

Era notorio ver la desesperación de los automovilistas, que avanzaban al paso de los manifestantes. Unos con los vidrios arriba aminorando la tensión y el calor con aire acondicionado, otros no. Peor aun los que viajaban en trasporte público que tenían que aguatar la falta de ventilación.

Las calles del centro, comparadas con un día normal, lucían vacías. Varios negocios prefirieron no abrir. Pero otros sin duda hicieron su agosto.

Los estacionamientos que se encuentran en las calles aledañas al centro estaban llenos. Antes, durante y hasta que se acabó el mitin por parte de los reclamantes, diversos negocios y comerciantes ambulantes vendieron al por mayor sus productos.

A ningún vendedor se le notaba un malestar en su rostro por lo que ocasionaba esta marcha multitudinaria que acosó a Morelia.

Llegó el primer contingente de profesores a Palacio Nacional, donde ya estaba montado un templete con un sonido que se oía en todas partes.

Las consignas, la defensa de sus derechos laborales y el rechazo a la Reforma Educativa.

Pasaron miles desfilando frente al templete. Los dueños del micrófono, se dedicaron a leer todas las lonas, mantas o cartulinas que cargaban los maestros. “No a la Reforma”; Silvano, cumple a normalistas lo que prometiste en campaña, que hasta su padrino de generación fuiste”; Rechazo total a la Reforma”, entre otras.

Los espacios con sombra fueron los primeros en ocuparse, sentados o parados. Los vendedores, como magia se aparecieron y pusieron sus puestos en segundos. Era como ver un tianguis en pleno centro, patrimonio cultural de la humanidad.

Amarraron lonas en los barrotes afuera de la catedral. Pasaban y pasaban. Una señora de nombre Enedina López Ortiz, representante de los braceros, pidió un espacio en el micrófono para decirle al gobierno que les pague lo que les debe, que los traen de vuelta en vuelta y nada.

Tanto es el poder económico de los profesores que las casas de préstamo se encargaron de repartir volantes para ofrecer créditos.

Mientras desfilaban maestros frente al templete, los que observaban, hablaban sobre qué hacer después del mitin. “No sabes compa, hoy seguro se llenan los congales de Morelia”.

Al final de la marcha, ya con los líderes arriba del templete, después de pasar lista, se fueron retirando los profesores.

Lo que si se llenó para entonces, fueron los restaurantes y locales con ventas de comida colindantes a la avenida Madero.

Lo que para muchos fue un día de caos y molestia, para otros fue uno de sus mejores días, en sus ventas.