Morelia/Redacción
Salvo casos muy especiales en los que el ayuntamiento de la capital michoacana otorgó permisos de tolerancia, ello, a favor de aseadores de calzado, algodoneros, globeros, caricaturistas y payasos, la comunidad de comerciantes ambulantes anuló casi totalmente sus actividades en el centro histórico moreliano, mismo que ya proyecta una imagen ordenada, armoniosa y al margen del caos que lo afectaba todavía hasta el martes pasado.
El propósito del gobierno moreliano de disuadir a ambulantes para que se reubiquen en cualquiera de los 247 tianguis locales, empezó a fructificar inmediatamente y ya se ha traducido en lo que bien podría considerarse el enésimo rescate del centro histórico, convertido una y otra vez en sitio de operaciones de oferentes diversos.
De acuerdo al Bando Municipal publicado por el ayuntamiento, esta autoridad se apoyará en la Secretaría de Servicios Públicos y en la Comisaría de Morelia para limpiar de ambulantes lo mismo avenidas que plazas públicas, sitios orbitales de conjuntos comerciales y particularmente el centro histórico, mediante acciones de persuasión y convencimiento que descarten en la medida de lo posible hasta la más misma intención de usar métodos violentos, menos aún el decomiso de mercancías.
Isabel Maldonado Sánchez, comisaria de Morelia, aseguró que los operativos para evitar el retorno del ambulantaje serán permanentes y destacó que hasta ahora dichas acciones se han traducido en el retiro de la vía pública de 120 comerciantes semifijos.
Gracias a ello, viandantes cuyo tránsito por el centro histórico resultaba tortuoso, desde ahora lo recorren con total libertad, sin riesgo alguno, sin tener que zigzaguear sobre banquetas y plazas públicas, igual aquellos que tienen sus lugares de trabajo en el corazón de la ciudad, que quienes acostumbran a visitarlo para disfrutar de sus bellezas arquitectónicas.
El prietito en el arroz está configurado en el hecho de que tarde a tarde medio centenar de jovencitas y jovencitos insisten en convertir los andadores de la plaza principal en pista de patinaje y ciclismo.
Por cuanto hace a esta anomalía o desorden, aún quedaría mucho por hacer a consecuencia de que la aplicación de sanciones contra ciclistas y patinistas no resulta lo suficientemente enérgica, ejemplar, y se traduce solo en la detención momentánea de infractores y el decomiso de sus patines y bicicletas. Dos días después reaparecen en su habitual pista improvisada, a lo largo de la cual se desplazan velozmente con el riesgo de siempre, lo mismo para ellos que para transeúntes.