¡Castillo!, claroscuros

Especial
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Morelia/Redacción

El costo de la pacificación de la región michoacana de Tierra Caliente, a través de la desarticulación de Los Caballeros Templarios y la institucionalización de los hoy ex autodefensas, está resultando demasiado elevado para el Gobierno federal.

Por lo pronto, las autoridades federales enfrentan las consecuencias de mezclar en las llamadas Fuerzas Rurales a los considerados perdonados que estuvieron activos en el crimen organizado y a los civiles que los combatieron, a ellos y a sus compañeros prófugos.

Y es que los Rurales, aun y con todo su moderno equipamiento, por su pésima capacidad de respuesta, no solo han demostrado incapacidad para repeler emboscadas sino hasta enfrentamientos, casi de cara a cara, con sus tradicionales enemigos, los Templarios.

Además, ellos, los Rurales empiezan a dar muestras de su desesperación por estar inmersos en un ente burocrático, cuya disciplina está alejada de la libertad que tenían como autodefensas o en el crimen organizado, donde la adrenalina era una cuestión cotidiana.

Y, lo que está siendo desastroso es la corroboración de que figuras de las Fuerza Rurales se hayan visto involucradas en el primer círculo del crimen organizado, como es el caso de El Americano, quien, posteriormente, ha sostenido reuniones con representantes presidenciales.

Más allá de esa situación, el Gobierno federal empieza a sentir el desgaste del protagonismo, manotazos y la intervención de asuntos meramente locales del titular de la Comisión para la Seguridad y Desarrollo Integral del Estado de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes:

Hasta el momento, el trabajo visible y resultados parciales en seguridad pública de la Comisión se han centrado en Tierra Caliente, dejando a otros focos rojos, como es el caso Morelia y del Oriente, donde sigue siendo preponderante la presencia del crimen organizado.

Igualmente, en el rubro de las finanzas públicas, de corte federal, se ven avances en cuanto a un mejor y más transparente manejo, así como el acotamiento para evitar lo que venía haciendo un constante y permanente desvío hacia las arcas estatales.

En materia de desarrollo integral, aun cuando hay un plan  de inversiones federales para el transcurso de este año, los resultados no se reflejan en la cotidianidad, no se ve mediana o numerosa obra pública y menos acciones que conlleven a un bienestar alejado del paternalismo.

En este punto, es el acotamiento del respaldo financiero federal hacia las arcas estatales para desahogar millonarias deudas contraídas desde hace tiempo con proveedores y prestadores de servicios públicos, como un golpeteo de quien tiene el control.