Camino al Santuario (Fotogalería)

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Karen Quintero

A dos horas y media de la capital michoacana, en el oriente, entre una zona boscosa, inicia el recorrido rumbo al santuario de la mariposa Monarca

Sobre la carretera se visualizan lugares mágicos, pueblos con grandes historias, como Charo, donde a la vista salta su magnífica iglesia, y en la cual puedes observar el caminar de su gente humilde.

Desde el camino también uno puede mirar cómo uno de los entretenimientos de la gente, de algunos hombres, es la suerte del dominó.

A l pasar por Queréndaro, cuyas fachadas de casas están llenas de distintos colores y en el rostro de la gente se refleja hospitalidad, hay quienes te invitan a probar su gastronomía, su platillo tradicional, la rana.

El paso hacia la Monarca, pasa uno valles y pareciera que la carretera  esta dibujada sobre un mapa inmenso de naturaleza de planicies ricas en sus tierras, donde los arboles crecen bajo las aguas y adornan las lagunas con sus ramas excéntricas y el sol que pareciera darle el toque especial a un cuadro que ya es visualmente exquisito.

Cerro prieto donde se albergan entre montañas, distintas comunidades como la de San Isidro, el cual es un mirador de naturaleza,  y de cielos abiertos.

Los valles que en sus tierras mágicas privilegiadas y llenas de cultura, cosechan distintos frutos, que colocan a Michoacán como uno de los principales productores a nivel nacional.

Durante el camino existe un lugar donde curiosamente cruzas al Estado de México y en cinco minutos te encuentras nuevamente al de Michoacán.

Al llegar a la entrada del santuario se encuentra un arco, los   ejidatarios te cobran por estar en sus tierras declaradas Patrimonio de la Humanidad, aunque ello, los dueños, tampoco las pueden ni siquiera tocar.

Y, más arriba de ese acceso te vuelven a cobrar, porque ya son otros ejidatarios los dueños de esa parte de tierra.

Se reinicia el camino a pie, donde el frio no te permite casi andar, tus mejillas se  congeladas y tu nariz enrojece; el frio es duro y el  aire muy distinto por la altura.

Se recorre alrededor de 2.8 kilómetros para llegar y ver el majestuoso escenario que la mariposa Monarca ofrece.

Un lugar inmenso lleno de pinos gigantes donde se albergan las místicas mariposas, en forma de racimos de uvas, donde se observan sobre las hojas de los pinos, todas cobijándose del frio.

Es un recorrido que cada año hace la mariposa Monarca, desde Canadá, cruza por Estados Unidos y así llegar a México, a los bosques Michoacanos donde vienen  a cupular, alimentarse y a protegerse de aún sitios más fríos.