Año tras año 

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

 

Rosa María Ortiz, habitante de la colonia Las Jacarandas, con lágrimas en los ojos, se paró frente al gobernador Salvador Jara Guerrero, justo cuando éste estaba bajando de su camioneta para realizar un recorrido por las colonias afectadas por las inundaciones dejadas intensas lluvias del fin de semana.

Iba acompañada por su hijo. El gobernador la miró por un momento y le escuchó. Ella reclamaba una solución a las constantes inundaciones que se registran en esa colonia y que año con año les provocan pérdidas materiales.

“En un momento visitamos su calle”, prometió el gobernador. Rosa María se apartó del camino del mandatario, no creyó. Se fue a su casa donde su esposo continuaba sacando el agua que un día antes había inundado su casa.

Ya en su casa, señala las paredes que todavía tienen la marca de la humedad dejada por la creciente. En unas partes de la casa llegó hasta 30 centímetros de altura.

El río chiquito desde la madrugada del domingo comenzó a desbordarse y a meterse a su casa, como a la de sus vecinos.

A ella se le mojaron sala, comedor, sillas; las puertas de madera ya están prácticamente echadas a perder, cuenta.

El año pasado, dice, perdieron un refrigerador. Ahora este año, cuenta mientras abre la puerta del nuevo refrigerador, le hicieron un soporte metálico elevado para que no se mojara durante las lluvias.

Tienen ella, su esposo y su hijo, desde las 7:00 horas sacando los últimos charcos de agua de la casa. El frío y la humedad se sienten aún más. Las nubes cargadas amenazan con más lluvia.

“El año pasado nos dieron cuatro mil pesos por las pérdidas”, de qué sirven, cuestionó una de sus vecinas que se acercó a contar también sobre cómo les fue con el temporal. “Año con año es lo mismo”, remarcó. “Lo que queremos es que solucionen” de fondo el problema, dice la vecina.

Están molestas porque a pesar de que se había anunciado que se atendería el problema en anteriores ocasiones, no se hizo y están de nuevo limpiando el agua dejada por la inundación, y viendo amontonados sus muebles mojados.

Rosa recuerda que llevan estas inundaciones hace apenas unos 14 años, se intensificaron cuando comenzaron con la urbanización sin planeación de la colonia de Tres Puentes. “Antes no pasaba esto”, señala.

Los vecinos de la colonia están sacando a cubetadas el agua remanente de las lluvias que aún quedaba en sus casas. Un niño que está con su mamá  mete una jícara a la cubeta y avienta el agua a la calle.

En las puertas de las viviendas implementaron los propios vecinos de Las Jacarandas una medida que parece que no ayuda mucho; tienen colocadas maderas clavadas de tal forma que intentan tapar el paso del agua. Para asegurar que ayudara un poco esta medida colocaron bolsas de plástico para evitar que fuera más el agua la que entrara a sus ya inundadas casas.

Pedro Fuerte Calvillo, quien es propietario de un negocio en la calle que da esquina con la avenida Michoacán, casi contra esquina a donde comienza el río, también está molesto. “No queremos despensitas”, dice.

En su casa las marcas del agua se ven hasta medio metro. Los sillones los tiene arriba de otras sillas. El refrigerador con la misma medida, un mueble metálico que sirve de desnivel para que no se moje.

“Tenemos años inundándonos”. El mismo reclamo que sus vecinas. También insiste que lo que quieren es solución.

Con un gesto de cansancio en su rostro dice que hasta sus viviendas han perdido valor catastral, ya no les quieren comprar por la situación de las constantes inundaciones.

Lleva viviendo ahí 29 años; sin embargo, cuenta mientras recorre la casa señalando las marcas del paso del agua, las inundaciones se incrementaron apenas en los últimos años. Se fueron haciendo más severas.

Afuera poco a poco se comienzan a congregar los vecinos. Hablan sobre la visita del gobernador. “¿Para qué viene?, que mejor solucione, es lo que debería hacer”. Dice una de las vecinas.

Ana Luisa Silva Pineda, una dentista que tiene su establecimiento en una esquina de esa colonia también está molesta; de nuevo volvió a perder parte de su equipo de trabajo. Cerca de 60 mil pesos invertidos. El agua se metió a su consultorio.

“Yo para que quiero al gobernador aquí”, dice desesperada. El reclamo es el mismo, es constante, quieren solución concreta, ya no se quieren seguir inundando ni perdiendo sus pertenencias en cada lluvia que azota a la ciudad.

“Si no pueden solucionar que lo digan”, señala Alejandro Gaona Rodríguez, vecino también. “Si no pueden que mejor renuncien”, apunta.

En las puertas se comienzan a asomar más y más vecinos. El gobernador va pasando ya con su comitiva. Van, entran a las casas, revisan. Dura unos minutos en una, entra luego a otra.

El personal de salud que va acompañando al gobernador va entregando bolsas con artículos para aseo e higiene a los colonos. Jabón, antimicóticos, guantes se pueden ver en la bolsa transparente.

Luego del recorrido breve, Jara Guerrero se detiene y se deja entrevistar por los reporteros. Al término simplemente se sube a su camioneta y se retira.

En las calles se quedan los colonos de Las Jacarandas charlando entre sí. Las nubes grises, pesadas, se van acumulando. Están a la expectativa ante posibles lluvias. Sólo esperan que no se les vuelva a inundar. Esperan que no les llueva sobre mojado.