Noche de Ánimas: El legado de los caballitos en Cuanajo

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Morelia, Mich. | Acueducto Noticias.- En Cuanajo, la Noche de Ánimas es una celebración profundamente arraigada en la comunidad, donde cada detalle de la ofrenda tiene un significado especial. Perla Cabrera, originaria del lugar, comparte su experiencia como casera de la ofrenda de este año, dedicada a su querido tío Celestino, quien falleció en febrero.

La tradición implica la preparación de un altar con los objetos y alimentos favoritos del difunto, como camisetas de fútbol, su comida preferida y, por supuesto, una cervecita. “La vela mayor ilumina el camino del alma que viene en camino”, explica Perla, añadiendo que el agua bendita y la sal son ofrecidas para purificar y saciar la sed del alma en su travesía. Las ofrendas se complementan con frutas de temporada, traídas por los hombres en “caballitos”, que simbolizan el transporte del alma.

«Nuestra costumbre viene de años atrás, es algo que aprendimos de nuestros padres y ellos de los suyos. La canasta, con toda la fruta de temporada la traen las mujeres y los caballitos, los hombres», nos dice tras acomodar las ofrendas que decoran el altar.

La ofrenda “nueva”, como se le llama a aquella que se dedica a los difuntos recientes, lleva todo lo que al ser querido le gustaba en vida. En el altar de Celestino, se observan pastas, cerveza, frituras, gorditas de nata, y hasta playeras de su equipo favorito de fútbol, sin que se deje de lado ningún detalle. “Todo lo que le gustaba a mi tío, como su camiseta favorita y su cervecita, está aquí, no puede faltar”, explica con una sonrisa, recordando a su pariente.

El ambiente se llena de vida cuando la comunidad se reúne para preparar la comida típica de la ocasión. Desde el 30 de octubre, los habitantes se dedican a cocinar y preparar los alimentos, incluyendo tamales y atole, mientras esperan a sus familiares y amigos. Perla enfatiza la importancia de la comunidad en esta tradición: “La casa está abierta para todos, no hay restricciones. Es un honor que vengan a conocer nuestra tradición”.

Las festividades no solo son un momento de recordar a los que han partido, sino también una oportunidad para que las familias se reúnan y compartan. La celebración culmina en una misa en el panteón, donde los visitantes pueden presentar sus respetos. Sin embargo, el corazón de la tradición se vive en la calidez del hogar, donde el compartir y agradecer son fundamentales.