Tlalpujahua, Mich./ Héctor Tapia
Ahí, entre cerros repletos de pinos, como una gran alfombra verde esmeralda, a 107 kilómetros de la ciudad de Morelia, está Tlalpujahua. Cubierta por un típico azul y limpio atardecer de diciembre.
Desde la entrada, por la carretera, a las orillas, establecimientos donde se da forma a la cantera para posteriormente comercializarla.
Este municipio es considerado como un Pueblo Mágico, denominación que se les otorga a las poblaciones que tienen una importante riqueza cultural para sus regiones, que les da identidad, para preservar sus tradiciones.
Al llegar a la parte céntrica de Tlalpujahua se puede observar un gran movimiento de autos y de personas que caminan de un lado para otro.
Pueblo navideño
A esta población se le reconoce internacionalmente por su trabajo artesanal que realiza para elaborar esferas navideñas, y si bien es una temporada del año, la tradición es lo suficientemente fuerte que le ha colocado en la vista mundial con este producto.
Sin embargo, no lo es todo. Tlalpujahua tiene más, está: la cantera, la elaboración de frutas en conservas, sin contar con una serie de lugares y eventos que se programan a lo largo del año que pretenden ofrecer más a los visitantes.
Al subir por las calles empedradas del centro, se llega a una de las calles donde están establecidos una serie de puestos donde se pueden observar esferas multicolores y de formas variadas, puestas en canastas hechas de madera o colgadas en alambres.
También venden esculturas hechas con cantera, fuentes; sin embargo, es mes de octubre y los productos que comienzan a prevalecer son los alusivos a la navidad. Este es uno de los lugares donde se comercializan estos productos de temporada; el otro lugar es el auditorio municipal. Los puestos se extienden a lo largo de la calle Juárez.
La Feria de la Esfera, en su 15 edición, inició el 2 de octubre pasado y concluirá hasta el próximo 14 de diciembre, son más de dos meses que dura dicha festividad, la cual atrae principalmente a comerciantes que habrán de llevar a sus establecimientos este producto que ofrecerán para la navidad.
Aunque muchos comercios se establecen en estos puestos o dentro del mismo auditorio, hay otros que operan en locales establecidos donde se puede no sólo adquirir esta artesanía, sino también observar la elaboración de la misma esfera.
Hay recuperación
Teresa Solís, es empleada de la Casa de Santa Claus, tienda especializada en productos navideños, platica que se trabaja todo el año en la elaboración; sin embargo, remarca, la parte fuerte es la relativa al mes de noviembre. Durante ese mes, dice, hay tanta gente en las calles que no se puede pasar con auto.
Ese taller lleva trabajando ya desde 1960, y aunque es un negocio familiar, dado el auge y prestigio que han alcanzado, ha crecido para dar empleo a más personas. La esfera de Tlalpujahua se ha llegado a mandar hasta Canadá y Estados Unidos.
En los últimos años se había dado una baja en la afluencia turística a este municipio, “la inseguridad”, dice Teresa Solís, sin embargo ya este año se comenzó a ver una mejora. Ya está llegando nuevamente más personas. Lo que también, dice, se refleja en la compra de lo que ahí se produce. El mes de noviembre es el más fuerte para ellos, es cuando tienen mayor demanda de producto hay. Una vez pasada la temporada navideña se comercializa la artesanía en general.
Explica que de alguna forma se tiene que asegurar el ingreso de recursos que ayuden a que se pueda mantener la plantilla de personal existente.
Al calor…
Al fondo, una puerta amplia, abierta, sin puertas, se escucha un constante sonido parecido al de un soplete. Para llegar ahí hay que pasar por varios pasillos repletos de esferas y árboles navideños. Al entrar, está el soplador, mirando fijamente al vidrio que tiene entre sus manos, el cual calienta con una roja flama para darle forma a la hora de soplar.
Sopla de manera constante por apenas unos segundos, el vidrio comienza a inflarse, rojo incandescente; estira, gira la pieza de cristal caliente. La espera queda perfecta, al mismo tamaño que las previas, de manera precisa la corta y coloca con las que ya se hicieron, apiladas; son transparentes. No habla. Tiene la boca ocupada en inflar el cristal.
A escasos dos metros, una de sus compañeras pinta las esferas que ya salieron del proceso de soplado. Toma una, toma tinta, comienza a ponerles figuras, luego brillantina, para que luzca más; lleva 15 años dedicada a esta actividad, dice, antes que le llamen para atender otros mandados.
El comercio prevalece
Cada calle del centro alberga un negocio, y si bien prevalecen los negocios relacionados con la esfera, a su vez también hay los establecimientos de conservas frutales, artesanías, panaderías, restaurantes y fondas, tienditas, boutiques.
Pasadas las 6 de la tarde, cuando comienza a refrescar la noche, de manera casi simultánea todos estos comerciantes comienzan a recoger los puestos que tienen. La plaza principal se va vaciando poco a poco, los autos que saturaban el centro de esta población se van retirando; el primer cuadro de Tlalpujahua se va quedando prácticamente solo, sólo quedan las fonditas en los portales y los faroles se van prendiendo uno a uno, y uno a uno se van retirando de la plaza. El nuevo horario ha llamado a la noche más temprano. Quedan pocos caminando. Justo en ese momento la magia del lugar surge con mayor claridad, sin prisas, ni autos, y con café en mano.