LIBRE EXPRESIÓN…
“La democracia mexicana nació en 1997. Nunca maduró. En 2018 enfermó gravemente. En 2024 se suicidó”. Anónimo.
Somos una ciudadanía mayoritariamente apática, miedosa y conformista, condiciones que ha utilizado la mezcolanza llamada Morena y partidos rémoras aliados, para acabar con los contrapesos de la incipiente democracia mexicana.
Doblegados por el desinterés, tal vez satisfechos con los “apoyos” clientelares que reciben o sometidos por la inmediatez para satisfacer las necesidades básicas, millones de mexicanos siguen adormilados mientras Andrés Manuel López Obrador le exige a Claudia Sheinbaum y feligresía empoderada, que terminen de mandar al diablo las instituciones.
Ya doblegaron al Poder Judicial, ya sometieron al Instituto Nacional Electoral (INE) y al Tribunal Electoral del poder Judicial de la Federación (TEPJF), tienen bajo su control a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y acaban de matar a 7 organismos ciudadanos autónomos, les queda muy poco por destruir.
Que no se olvide que muchos de los políticos que hoy están empoderados y promueven, votan o aplauden la destrucción de dichos elementos del contrapeso nacional, en el pasado y desde la oposición, los impulsaron, de ese tamaño la incongruencia.
En aras de una resistencia, lo mínimo que deberá defenderse desde ya son los derechos a la información y a la opinión. Con la aniquilación del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), los que siguen son los medios de comunicación y los periodistas.
A la oligarquía de Morena no le gusta la rendición de cuentas ni la transparencia, mucho menos acabar con la corrupción. La voracidad por el poder es tal, que la actual presunta presidenta de México, Sheinbaum Pardo argumenta que ella sí puede ser juez y parte. Hay que ser extraordinariamente inocente o tener un cúmulo de privilegios para poder aplaudir semejante argumento.
Estamos de regreso en la dictadura blanda, nada más que ahora el partido hegemónico es un PRI renovado y se hace llamar Morena, propiedad de López Obrador.
¡Nadie se diga sorprendido! La abrumadora realidad cobrará facturas paulatinamente, incluso a aquellos que doblegados por el pragmatismo y pese a entender lo que está pasando y tener claro el rumbo en que Morena lleva a México, siguen aplaudiendo.
Les comparto que recientemente platiqué con un amigo que se presume de izquierda y defiende dicha ideología. Se manifestó desesperanzado y de luto, sabedor de que, a nuestra generación, ambos mayores de 50 años, ya no nos tocará ver la democracia, incipiente como la teníamos, en nuestro país.
Contundente y realista dijo: “la democracia mexicana nació en 1997. Nunca maduró. En 2018 enfermó gravemente. En 2024 se suicidó”.
Y, para terminar, a propósito del cúmulo de mentiras y contradicciones que caracterizan a la mezcolanza llamada Morena, les dejo esta reflexión de la filósofa alemana Hannah Arendt:
“Mentir constantemente no tiene como objetivo hacer que la gente crea una mentira, sino garantizar que ya nadie crea nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira no puede distinguir entre el bien y el mal. Y un pueblo así, privado del poder de pensar y juzgar, está sin saberlo ni quererlo, completamente sometido al imperio de la mentira. Con gente así, puedes hacer lo que quieras”.
Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.