Morelia/Héctor Tapia
Ya pasaba media hora de lo programado. El acto no oficial conmemorativo al Día Internacional de Lucha Contra la Violencia hacia la Mujer había sido convocado a las 17:00 horas, y aunque seguían acumulándose los minutos eran pocas las personas que llegaron a la cita.
Falta de interés de la sociedad, falta de poder de convocatoria, falta de conciencia social… No importa, el punto es que fueron pocos los que se congregaron frente a Palacio de Gobierno para exigir un alto a los feminicidios en Michoacán, el cese a la violencia de género.
La denuncia y exigencia no fue menor: tan sólo en lo que va del presente año se han contabilizado el asesinato de 80 mujeres en la entidad. Aun así, la sociedad no participó en la exigencia; fueron pocos los que se sumaron.
De manera solidaria un grupo de hombres que acompañaban a las feministas que organizaron el mitin, se congregaron, también prendieron veladoras en memoria de las víctimas.
Si bien se lograron juntar una veintena de personas, algunas mujeres que pasaban en sus vehículos sonaban el claxon de sus vehículos a manera de solidad.
En los discursos oficialistas de género se sigue manejando el desinterés o –incluso- la perspectiva machista en la defensa de los derechos de las mujeres; la ausencia de asistentes quizá fue sólo una ratificación de esto.
No importando esto, las mujeres del colectivo se fueron formando, codo a codo, con sus mantas en mano, indignación en sus protestas, con sus cartulinas; en el suelo fueron colocando veladoras, también cruces de cartón. Fueron colocando un cementerio de cruces endebles pegadas a la pared de Palacio de Gobierno.
Los policías de la Fuerza Ciudadana desde el camellón observando; esto llegó a incomodar a las manifestantes, quienes dijeron que esto era parte del esquema de violencia e intimidación bajo el cual se trata no solo a la mujer, sino también a la sociedad en general que se manifiesta.
En general, la gente que pasó por ahí, se detuvo un momento y miró; pocos se quedaron a escuchar el mensaje.
Al fondo, mientras daban el mensaje, las veladoras iluminaban unas pequeñas cruces moradas. Sus pequeñas luces alumbraban el suelo, el camino. Muchos siguieron su paso, pero el Colectivo, y quienes se sumaron, continuaron protestando.