Morelia/Juan Ignacio Salazar
Como todo buen político traía armado su discurso, pero decidió echarlo a un lado e improvisar, quizá por la prisa o tal vez porque iba a referir detalles del corazón…
Recuerdos de emoción y una que otra tristeza de su infancia, como aquella que le sorprendió cuando las imágenes se proyectaron en aquel primer televisor aparato que conoció ya grandecito, como él mismo lo refirió.
Con emoción, el mandatario, recordó detalles de su niñez, el gabán de su padrastro y las desmañanadas para iniciar las labores en el campo allá en su tierra natal…
Kalimán, las radionovelas y una serie de historietas clásicas mexicanas escuchaba a diario por aquel autoparlante que al hablar parecía describirlo con la mira, con sus manos al realizar movimientos armoniosos y pausados.
“Aún recuerdo el color y la marca”, dijo, pero no le voy hacer promoción a esos aparatos electrodomésticos, advirtió.
El gobernador Silvano Aureoles reconoció la trayectoria de quienes han contribuido a la democracia del país desde la radio y la televisión y pidió mantenerse firmes en la promoción de aquello que le interesa a México.
Recalcó el espíritu de la patria que nació en Michoacán y a sus héroes que nos legaron libertad.
El jefe del ejecutivo, se disculpó con la concurrencia y habló de su urgencia de salir, de lo imperativo que era el asunto que debía atender en la capital del país…
- Al concluir su discurso, se retiró por uno de los accesos del salón principal de Casa de Gobierno y fue directo al helipuerto donde el “zancudo” lo esperaba encendido, zumbando a todo vapor y luego, luego partió.