La danza de los adioses

Imagen: Héctor Tapia
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Morelia/Héctor Tapia

Unos cuántas maletas en el suelo, inmóviles; en ellas, apoyándose los viajantes que van de regreso. Unos llegan apurados a la central camionera, casi corriendo para preguntar por las corridas hacia sus destinos. Otros, acompañados, caminan despacio, ven las largas filas para comprar sus boletos, se forman, esperan su turno.

En las centrales, en los andenes, la danza de los adioses y las bienvenidas se sellan con un abrazo. Desde la llegada a la terminal de camiones, la compra de los boletos, hasta la despedida.

Otros viajantes llegan, bajan apurados también de los autobuses que llegan intermitentemente, sonríen.

La llegada del nuevo año trae consigo los abrazos y nuevos comienzos; nuevos comienzos que traen bienvenidas y despedidas, nuevos proyectos, nuevos sueños, nuevos bríos, nuevas esperanzas y desesperanzas, metas y retos.

Familias enteras que regresan o llegan a sus lugares de origen llegan con sus bolsas, maletas que son arrastradas por los pasillos, o mochilas al hombro. Conversan, se miran, bromean, sonríen, se quedan pensativos. En los últimos minutos, en la central, hay un montón de “hasta prontos” que hacen regresar a la cotidiana realidad que cobija los días después de las vacaciones.

“Dos boletos por favor…”, “¿tiene descuentos de estudiante?…”, son preguntas que escucha de manera constante la empleada de la línea de autobuses que no deja de vender boletos a la larga fila de personas que espera su turno.

Una pareja se despide a la hora de subir al autobús, se abraza, se acaricia el rostro, se besa. “¿agua o refresco?…”, pregunta la empleada. Por un lado del camión otro empleado etiqueta las maletas, las sube, las acomoda. Es el ritual de siempre.

Atrás, algunos solitarios, sentados en la sala de espera, miran insistentemente sus teléfonos móviles; voltean una y otra vez de un lado a otro, como esperando algo o a alguien. Nada pasa. Los minutos en el reloj avanzan, también los autobuses que parten, y los otros que llegan. La danza de los adioses y las bienvenidas se repite, renueva con nuevos personajes, pero todos parten de lo mismo, se abrazan, besan, y esperan de nuevo encontrarse.