Samuel Ponce Morales/Morelia
1.- Ya no hay vuelta atrás, todas las figuras aún perredistas michoacanas que respaldan todo acto encauzado a fortalecer la inminente candidatura presidencial de Andrés Manuel López Obrador, del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), deben renunciar a su militancia en el propio Sol Azteca o tratar de quedarse como Caballos de Troya, pero corriendo el riesgo de una no tan dignificante expulsión.
2.- No, no habrá una amplia y vistosa cacería de brujas al interior del Partido de la Revolución Democrática (PRD), aunque no habrá ya demasiado o ningún margen para que los perredistas amlistas, sobre todo aquellos que siguen o han figurado en cargos partidistas o públicos, sigan denostando al instituto político en el que han estado durante demasiados años y que en los últimos tiempos lo consideran antidemocrático.
3.- Tampoco hay que olvidar en forma simplista la postura inicial, y al parecer final, de AMLO, cuando era todavía factible una alianza entre MORENA y el PRD, en el sentido de que la unión solo era posible, pero sin condiciones, prácticamente sin reglas, dando paso a una ruptura que se fue agudizando, incluso provocando división al interior del Sol Azteca, una situación que se visualizó más en Michoacán.