La guayabera de Godoy

Imagen: Héctor Tapia
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Lázaro Cárdenas/Héctor Tapia

Ya había estado un día antes. Leonel Godoy Rangel, se acercaba e nuevo a las instalaciones del ayuntamiento. Venía caminando en la explanada municipal bajo el intenso sol del medio día. Llega acompañado por su esposa y dos de sus hijos.

Leonel Godoy, originario de Lázaro Cárdenas, venía a paso lento, prácticamente, portaba camisa blanca, tipo guayabera, de esas que usan los políticos, más en zonas de calor, como la costa michoacana.

Bajo el balcón del ayuntamiento porteño, en el pasillo central, varios políticos, curiosos y medios, esperan la llegada del político perredista que manejó la administración pública michoacana previamente al priista Fausto Vallejo Figueroa.

Ahí, a un costado de las escondidas escaleras que llevan a la presidencia municipal, que encabeza de manera suplente el locutor de radio, Rogelio Ortega, la perredista Itzé Camacho tiene instalada una casa para acampar, que es donde pernocta desde hace casi dos semanas, en protesta (con una huelga de hambre) por la detención que considera injusta de su padre Desiderio “Yeyo Camacho”, a quien se le acusa de lavado de dinero y de enriquecimiento ilícito.

En el pasillo, además de la casa para acampar, está una larga mesa, donde se reúne con quienes le visitan. Arriba, frascos de nescafé y de azúcar, vasos desechables, por un lado el garrafón de agua.

Entre los que visitan a Itzé Camacho están varios líderes perredistas locales, incluso está el líder en Lázaro Cárdenas del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA); este día hay más, esperan la llegada del ex mandatario michoacano.

Leonel Godoy llega, pasa, como en sus tiempos de gobernador, saludando de mano a todos. Sin excepción alguna, va extendiendo la mano a los presentes, hasta llegar con la hija de “Yeyo” Camacho. Se sienta, toma el expediente en sus manos, charlan.

Godoy extiende sus manos, explica, el resto guarda silencio. La reunión previa al acercamiento con la prensa es privada, aunque abierta, hablan del caso que se lleva en contra de su ex colaborador, habla con ceño fruncido. Los demás ponen atención minuciosa a lo que dice. Entre sus palabras dice que estará  en el lugar de la protesta cada día que Itzé continúe con el ayuno. Se ve cómodo, como en casa.