Un fin de semana en Caracas

Especial
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Caracas/Héctor Tenorio

La noche cae en Caracas y la tensión desaparece, en el primer cuadro de la ciudad no hay policías, pero no fue necesaria su presencia; los comercios están abiertos, los comerciantes informales promueven sus productos, los niños juegan, algunas señoras gritan desde las ventanas y las adolescentes con ropa ligera buscan quién les pague sus caprichos.

En este contexto, no es raro encontrase grandes grupos de hombres y mujeres que se reúnen afuera de las licorerías, provienen de los diferentes grupos sociales, incluso parecen olvidarse de las diferencias ideológicas.

Un hombre que bebe en la vía pública me explicó lo que sucede.

  • Como tenemos poco dinero y no podemos entrar a un restaurante a comer y echarnos unos palos (tragos), entonces como nos gusta estar con los colegas nos reunimos en las esquinas donde están las licorerías, lo importante es pasarse un buen rato.

De los coches se bajan las personas para integrarse a la verbena, la felicidad es contagiosa.

“¡Epá pana que bueno verte, dame un abrazo!”

Para Nerio Gonzáles, la crisis económica que padece el país sudamericano trajo un fenómeno interesante.

-La gente se ha visto en la necesidad de juntarse con otras personas que en circunstancias normales ni siquiera le hablarían. En la práctica, los venezolanos estamos eliminando prejuicios muy profundos que existían, pero no los reconocíamos”.

Desde su punto de vista, Venezuela sufre un bloqueo externo diseñado desde los Estados Unidos, cuya intención es provocar un estallido social.

 “Pero también es necesario reconocer que los buhoneros (comercio informal), han contribuido a encarecer las cosas, ahora se vende un cuarto de café para sacarle más ganancias, el presidente Nicolás Maduro debería endurecer estas cuestiones que empobrecen a la sociedad. Esto no pasaba con Hugo Chávez”.

Otra característica del centro caraqueño es que está llenó de placeres culinarios, una arepa de pollo, de chorizo o vegetariana puede llegar a costar entre 7 y 8 mil bolívares, mientras que en el este de la ciudad cuesta 30 mil bolívares.

 Mientras comen, los caraqueños no hablan de política, casi no comentan nada, la crisis económica los ha hecho callados, además que las diferencias ideológicas suelen terminar en enfrentamientos.

 Mientras que en Nuevo Circo la gente busca comer cosas muy económicas, lo importante es disfrutar el fin de semana. Hasta los malandros (ladrones) parecen ocupados en disfrutar Caracas, más tarde se pondrán a trabajar.