Morelia/Vianey J. Cervantes
Las orillas del patio del Colegio de San Nicolás las enmarcan una enorme lona con los trescientos nueve nombres maestros nicolaítas en ella. Flores blancas y el estandarte por el centenario de la UMSNH adornan el lugar, en la esquina derecha, los músicos afinan sus instrumentos, el violín se prepara y el chelo espera su momento de lanzar su gruesa voz a los festejados.
El centro del patio lo llenan al menos doscientas sillas negras, todas ellas ocupadas. Son las once de la mañana, pero el calor se siente y los abanicos llenan la escena con sus colores.
En el histórico lugar, cientos de docentes se reunieron. La Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo se propone entregar reconocimientos a 309 profesores nicolaítas, con mínimo 15 años de antigüedad, y con hasta 40 años de vida entregadas a la educación y formación de mexicanos.
En el segundo piso de la Institución, la banda de guerra nicolaíta acompaña al lábaro patrio a su recorrido por el patio, los asistentes se ponen de pie, con la mano al pecho. Se acerca al pódium una joven de cabello corto y mirada serena, Judith Arellano, estudiante de Bellas Artes, es la elegida para entonar el himno nacional.
Por primera vez en decenas de eventos, la voz de cientos se unifica y el himno cobra fuerza, las baquetas al choque con el tambor retumban en las paredes de cantera. En el presídium, se unen las personalidades con actitud solemne. Al centro de la mesa se encuentra el rector de la UMSNH, figura bien controversial y tan odiada por unos como querida por otros, Medardo Serna González; a su lado, sonriente se encuentra Alberto Frutis Solís, secretario general de Educación en el estado.
Un poco más a la distancia, el secretario general del Sindicato Único de Empleados de la Universidad Michoacana (SUEUM), Eduardo Tena Flores, observa la Bandera Mexicana salir del patio para volver a su sitio de honor.
Gaudencio Anaya Sánchez, secretario general del Sindicato de Profesores de la UM, es el primero en tomar la palabra. Su discurso es enérgico y su voz decidida, como maestro, grita cuando habla: “En cuestiones de cultura y de saber, sólo se pierde lo que se guarda; sólo se gana lo que se da, palabras del poeta Antonio Machado”. Así comienza un discurso al que le siguen 4 minutos de bienvenidas y agradecimientos.
La más noble de las profesiones, así define a la docencia. “¡Los maestros son los pilares de la grandeza que define a nuestro Universidad a nuestro estado y a nuestra nación mexicana!”. Hace un recuento de los héroes que nos dieron patria, desde Miguel Hidalgo hasta Pascual Rubio. “Paradoja existencial, dilema entre egoísmo y generosidad,” son términos usados en su discurso. Afirmó que solo los maestros podrían conjugar tanto grandeza como generosidad, “solo aquel que vive para los demás podrá ser llamado “Maestro”. Y de nuevo, cita, esta vez a un ex rector, al Dr. Ignacio Chávez, quien otrora dijo: “Si los alumnos son la esencia vital de la universidad, los maestros son su espíritu creador”.
El resto de su discurso se fue entre citas y reclamos, no al rector, sino al gobierno que ha quitado recursos a la educación, a los profesores jubilados sin pagos, la lucha que continúa por parte de los sindicatos. Urgió la reforma integral a la UM, el crear la Universidad transparente y ágil que necesitan los estudiantes.
Por su parte, el rector Medardo Serna González, se limitó a felicitar a los profesores, quienes día a día, se comprometen con la creación y cultivación de los jóvenes que son el futuro de nuestra nación. Saludó de manera muy afectuosa a la mesa del presídium, incluido a su por todos conocido ‘enemigo’. De forma que intento ser sensible, rindió un minuto de aplausos a los docentes que “se nos adelantaron en el camino de la vida”, nombrándolos uno por uno ante una audiencia llena de compañeros y alumnos de los mencionados.
El aplauso fue sonoro, un minuto de homenaje a los soldados de las aulas caídos de la nación. Dio entonces las cifras de los galardonados presentes: 309 profesoras y profesores recibirán su reconocimiento, de ellos:
- 9 de ellos están cumpliendo 40 años entregando su vida a la casa de Hidalgo
- 18 ciudadanos, llevan 35 años,
- 23 maestras y maestros, cumplían 30 años
- 80 personas con 25 años de entrega a la UM,
- 58 almas con 20 años de experiencia,
- 105 con 15 años de servicio
Agradeció a los profesores por haber parte esencial en la educación recordó que es por la labor de los docentes, quienes entregan su vida y su alma a la enseñanza y quienes dan sustento a los miles de sueños de los jóvenes mexicanos, son quienes han colocado a la UMSNH dentro de las diez mejores universidades a nivel nacional. Y agradeció a las familias que acompañan a los galardonados, los dos pilares de la sociedad, educación y familia. Al cerrar el rector su discurso, la banda de guerra desbordó el lugar con la porra nicolaíta.
Siguió entonces una intervención musical, los violines finalmente se hicieron escuchar y el sonido del chelo llenó los oídos de los asistentes. La animada tonada preparó a quienes cumplían cuarenta años de labor, mujeres en su mayoría, que pasaron orgullosas. Una de ellas, bastante mayor, se tomó el tiempo para decirle algún secreto (o quizás un reclamo) al secretario de Educación, y después al rector. Una profesora recibió sonriente su premio vestida con una capa de la mariposa monarca que orgullosa ondeaba al caminar, porque ¡viva Michoacán y viva la Universidad!
Con tres pausas musicales se hizo entrega de los reconocimientos, desde los más antiguos hasta los que cumplían quince años, una ceremonia larga pero merecida.
“Cuenta la leyenda…”
Que el día del maestro se ‘oficializó por una iniciativa entregada al Congreso de la Unión en 1917, realizada por diputados, la mayoría de ellos maestros, donde pedían celebrar la labor docente. Una versión afirma que se eligió el quince de mayo por conmemorar la toma de Querétaro en 1867, cuando el Ejército mexicano logró derrotar al Segundo Imperio de México.
El presidente Venustiano Carranza firmó el decreto y el 15 de mayo de 1918 se celebró por primera vez el día del maestro en México, es por eso que me encuentro aquí: en el Colegio de San Nicolás, ubicado en el corazón de la ciudad que antes fuera conocida como el Jardín de la Nueva España, y que funge desde el siglo XVII como institución educativa, 99 años después de la primera celebración al maestro.