Gustavo, el bachiller que no llegó a su casa…

Foto: Enrique Castro
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Morelia/Héctor Tenorio

La tensión se percibe en el aire conforme uno se va acercando a Arantepacua. Antes de llegar a Pichataro los comuneros bloquearon con ramas y troncos una desviación, la cual obligan a que pase uno por Pichataro.

Al llegar Arantepacua lo primero que uno ve son autobuses y coches particulares destruidos. No es posible transitar las calles ya que encuentran bloqueadas con grandes piedras. Los vecinos miran a la prensa con desconfianza y algunos beben sus cervezas y hablan entre ellos en purépecha. La mayoría de los comerciantes decidieron cerrar sus locales.

A diferencia de la versión oficial, los comuneros denunciaron que la policía entró tirando disparos sin mediar palabra alguna; afirmaron que fueron tres muertos y que se detuvieron a 12 personas que no tenían nada que ver con el conflicto.

Mostraron las paredes con los casquillos incrustados y aseguraron que el taller del mecánico que está en la entrada de la comunidad fue baleado.

Al llegar a la plaza principal, había más camiones a los cuales les destruyeron sus vidrios y les pincharon sus neumáticos. En el quiosco se encontraban los líderes de la comunidad quienes decidieron que antes de tomar una decisión primero deberían enterrar a los fallecidos.

Los vecinos preguntan a los comunicadores de donde viene y solo lo hacen para recordarles que debe decir la verdad, que no deben distorsionar los hechos.

Los ataúdes de José Carlos Jiménez Cristoforo que en vida fue enfermero y que al morir en un hospital de la ciudad de Uruapan tenía 27 años fue el primero en pasar. Le siguió Francisco Giménez de 70 años quien murió de un disparo en el pecho.

Las mujeres lloraron desconsoladas y los hombres no pudieron contener el llanto. Ambos cadáveres fueron introducidos a la iglesia donde se le dio una misa de cuerpo presente.
Afuera, en la plaza, la situación se tensó porque algunos familiares querían que se les practicara a los fallecidos una autopsia, la mayoría se opuso a que eso sucediera.

Cerca de ahí se encontraba personal forense de la ciudad de Uruapan y un representante de los derechos humanos, quien informó brevemente que las Comisiones Nacional y Estatal de los Derechos Humanos, acordaron atraer la investigación de los hechos en la comunidad indígena de Arantepacua.

Al término de la misa, los dos ataúdes fueron trasladados al edificio que estaba enfrente del quiosco. Se impuso el desorden, resulto imposible que los forenses certificaran la muerte de Carlos Jiménez Cristóforo y Francisco Giménez.

Así dio inicio la procesión al cementerio, una larga caminata cuesta arriba tuvieron que recorrer los dolientes. Las puertas del Campo se abrieron y el primero en ser sepultado fue Francisco Giménez, sus hijos, los hombres, se derrumbaron y la viuda se consuelo con una de sus hijas. Los vecinos dijeron que no lo podían creerlo.

Al final del cementerio le toco ser sepultado a Francisco Giménez, sus familiares estallaron en llanto cuando el ataúd lo bajaron a la tierra. Los presentes afirmaron que había sido asesinado.

A la salida del cementerio dos vendedores de papas hicieron su agosto, todos regresaron con el rostro cabizbajo a la plaza. En la iglesia estaban velando al menor de edad Gustavo Hernández, de 16 años, que recibió dos impactos en el rostro cuando salió del bachiller e intento llegar a su hogar.

Sus amigos del bachiller lo despidieron con el rostro desencajado. Al mismo tiempo, pero en Morelia el presidente municipal de Nahuatzen, Miguel Prado Morales hizo varios intentos por restablecer el diálogo con el subsecretario de Gobierno, Armando Hurtado Arévalo.

El edil aseguró que el problema se originó por una disputa de tierra entre Arantepacua y Capacuaro, “esto paso a un segundo término, ahora hay que encontrar la manera de restablecer la tranquilidad en la zona”.

Afuera del pueblo se les permitió el paso a los peritos de la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE) que recabaron pruebas de la balacera.

El conflicto se extendió en la carretera de que va de Carapan a Playa Azul a la altura del crucero Aranza – Charasticos. Fue tomada por 300 comuneros de Aranza, Cherán Turicuato Paracho desde la tres de la tarde para exigir la liberación de los 38 comuneros de Aranza detenidos el pasado martes.

El comunero Pedro Chávez aseguró que el bloqueo se levantaría a la siete para luego trasladarse a Cherán y decidir los pasos a seguir. En la plaza principal de Nahuatzen los vecinos pusieron una manta enorme con la leyenda: “Nadie Olvidará tus acciones Silvano Aureoles”.

Mientras todo eso aconteció, en Morelia los 38 comuneros fueron trasladados al Centro de Readaptación Social, “David Franco Rodríguez” conocido como “Mil Cumbres”, donde se les definirá su situación jurídica conforme a derecho.