Morelia/Samuel Ponce Morales
No habló, parecía estar extasiado y a la vez en otro mundo, pero ahí estaba con los años a cuestas y una sonrisa que delineaba sorpresa, encanto de estar ahí.
Y, ahí estaba en el presídium, casi junto al aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador, el del Movimiento Regeneración Nacional (MORENA).
En segunda fila del presídium, sin protagonismos, estaba el que había pasado de un político a un luchador social, de un movedor de masas a un pasivo desempleado.
Parecía que no veía el oscilante movimiento de quienes estaban a su lado, de morenistas puros, de perredistas convertidos en morenistas, de perredistas de doble juego…
Él ya había dejado al PRI, al PRD y fracasado en su intento por crear un partido político estatal, ha dejado ver pasar, sin figurar, tres gobiernos perredistas en el estado.
Sin embargo, de alguna u otra forma, directa o indirectamente, ha hecho presencia en esa tercia gubernamental, hasta con promesas de ser parte de Gabinete.
Y, en los momentos en que todo indicaba que se iría a dormitar su pasado y a aburrirse con su presente, aparece conjugando un futuro diferente, sin más, cual ave Fénix.
Si, Cristobal Arias Solís, el cachorro, ha vuelto, por su quien sabe qué número de aire, pero ha vuelto…