La gala de los adioses

Imagen: Héctor Tapia
Comparte

Morelia/Héctor Tapia

De traje, vestidos largos, ropa deportiva, o por lo menos la ropa más formal posible, los participantes del Séptimo Campeonato Mundial de Natación fueron llegando a las instalaciones donde se llevaron a cabo las competencias, en la colonia INDECO, de la capital michoacana.

Llegaban tomados del brazo, acompañándose. En la parte de abajo los participantes y sus entrenadores, también las delegaciones de otros países, se iban sentando en las mesas que se instalaron para la cena de gala, clausura y despedida del evento.

Arriba, en las gradas, los familiares de los participantes, en su gran mayoría los familiares de los competidores de la delegación mexicana.

Por un lado, antes de comenzar con el evento de clausura, el Huracán Ramírez, el luchador, tomándose fotos con los nadadores, incluso hasta con el alcalde Wilfrido Lázaro Medina.

Por otro, los funcionarios que iban llegando, entre ellos el delegado estatal de la Secretaría de Desarrollo Social, Víctor Manuel Silva Tejeda, se fueron sentando en sus lugares que fueron apartados en una de las mesas principales.

De nuevo volvió a estar ausente el gobernador del estado, Salvador Jara Guerrero.

Ese día había llovido, incluso dentro de las instalaciones del lugar donde se realizó la competencia; había goteras por todos lados, dibujaba su marca acuosa en varias partes del piso.

Esto no impidió para que los nadadores, sonrientes, juguetones con sus compañeros de selección, se acomodaran en los lugares destinados para ellos, y continuarán interactuando entre ellos.

Para ese momento la alberca ya estaba completamente cubierta; los únicos que traían uniformes deportivos fueron los integrantes de la selección italiana.

El grupo musical, encargado de llevar el ambiente de la fiesta, interpretó varias piezas alusivas a Morelia.

Unas de estas piezas musicales tenían ritmo de rumba, y de pronto, sorpresivamente los integrantes de la delegación italiana comenzaron a  hacer la fiesta, se pusieron de pie, bailando armaron una fila y recorrieron el salón. Sonrientes brincando, gritando.

Llegó el momento en que pasaron por el lugar donde se encontraron Lázaro Medina, y demás funcionarios municipales, estatales y federales; el alcalde, invitado por la fila danzarina, se puso de pie para sumarse al baile. Lo mismo hicieron otros funcionarios de gobierno.

Los italianos, literal, pusieron el “desorden”; la fiesta comenzó, con el júbilo en la participación de este campeonato mundial.

Una vez sentados, una pareja de jóvenes, “El Tigre” y “La Mojarra”, ambos con síndrome de Down, ofrecieron todo un espectáculo con bailes modernos, donde dejaron salir sus mejores pasos, su pasión, su alegría. Los aplausos coronaban cada paso que iban dando.

Luego vinieron las intervenciones oficiales, los agradecimientos, los reconocimientos.

También vino la entrega de la bandera a la delegación Italiana, quienes serán los anfitriones para el siguiente campeonato mundial.