Morelia/Alan Ortega
Alrededor del Tatami, espacios de batallas de Karate, y gritos de aliento, el auditorio Municipal del Complejo Deportivo Bicentenario fue sede de la Copa de Karate Morelia 2014, más de 300 atletas y familiares de estos que compartieron triunfos y derrotas.
Atletas provenientes de distintas partes de la republica tales cómo Estado de México, Puebla, Nuevo León, Guanajuato y Tlaxcala, esperaban su turno pacientes en las tribunas, presenciando los combates que se daban en los 8 cuadriláteros.
Niños desde los 3 años hasta adultos de 45 disputaron en batallas, cuerpo a cuerpo, por ser los mejores en su categoría; batallas de cinta blanca y negra combatieron hasta el último suspiro en la defensa del orgullo deportivo.
Se escuchó el rumor entre los atletas que calentaban a las afueras de la zona de combate, que cerca del 30 por ciento de los que competirían, cancelaron su asistencia debido a la mala fama que ostenta Michoacán, cómo un sitio violento.
La ceremonia de inauguración de las competencias daba por finalizada y los niños más pequeños se ponían a correr por todo el complejo, tirando patadas y manotazos por todo el complejo, los jueces tomaban su lugar.
Algunos encuentros de categorías se podía observar que las diferencias de peso y altura eran dimensionales, los rounds con duración de 30 segundos se veían constantemente interrumpidos debido a golpes prohibidos.
Los gritos de apoyo se hacían sonar desde todas direcciones del auditorio y en algunos casos los triunfadores se acercaban a las gradas a celebrar con sus familiares y amigos.
Aun, con todo, entre golpes y gritos, el ambiente se percibía sano. Desde afuera del tatami, familias completas usando el keikogi, uniforme característico para la práctica de este deporte, observando, esperando los resultados finales.