Morelia/Samuel Ponce Morales
Los hombres de edad, los hombres de piel curtida, los del campo, los que a veces labran la tierra con las manos, arribaron a pasito al lugar, por goteo, de a poquitos y lenta, lerdamente, algunos cabizbajos, casi inertes.
Fueron más de quinientos y menos de mil. Venían no de todas partes, pero si de aquí y de allá, desde Villa Madero hasta de Zacapu, pasando por Páztcuaro. No, no iban a ningún mitin político, no son los tiempos, aún.
Iban mayoritariamente en silencio a recibir su seguro agrícola por daños causados por los fenómenos climatológicos, iban a recibir cachitos de los más de tres millones 250 mil pesos que cubrían afectaciones a dos mil 128.15 hectáreas de maíz, frijol y garbanzo, a 983 de ellos.
Si esperaron medio año que no esperaran el que Jorge Coutiño Coutiño, director de Desarrollo Rural y Programas Concurrentes de la Secretaría de Desarrolla Rural (Sedru), les diera sus cheques respectivos, no a todos, claro, solo aquellos que cubrieron los requisitos.
Si, si, muchos de los labriegos se fueron como vinieron, con las manos vacías, a nuevamente surcar el laberinto burocrático, pero eso sí, como siempre, con esa esperanza que parece nunca cansarse.