Guanajuato/Héctor Tapia
Entre las paredes de cantera del Teatro de La Compañía, de la ciudad de Guanajuato, comenzaron a vibrar las voces infantiles del Coro Monumental y los instrumentos de la Orquesta Juvenil de Guitarras “Suma de Voluntades”, de Morelia.
Entre los óleos y figuras religiosas, las voces, melódicas, juntaron a los asistentes al Festival Internacional Cervantino, en su 42 edición, que acudieron a escuchar al coro que ha venido ganando una excelente reputación desde que se fundó el año pasado.
Al frente, una primera fila de guitarras, también flautas transversales. Luis Josué Soto Campos, al frente, con la batuta, orquestando los movimientos que se iban interpretando. De pie, después de los instrumentos, los niños y jóvenes del coro, vestidos con sus capas blancas, sonrientes y seguros.
En las bancas, los asistentes, se dejaban sorprender por las voces y ejecución de los instrumentos. No dejaban de ver a los integrantes del coro, y de manera simultánea sonreían levemente, disfrutando del evento.
El alcalde Wilfrido Lázaro Medina, acudió desde la capital michoacana hasta el evento, se sentó frente al coro.
Entraron las áreas de ópera y las jovencitas Andrea Itzel Cuevas Pérez, Ararat Amezcua Arroyo, Sofía Martínez Navarrete fueron apareciendo en escena, dejando escuchar su voz en el corazón de Guanajuato.
Entre los asistentes, comenzaron a levantar sus manos con sus celulares, desde atrás se podía observar incontables pantallas encendidas que grababan partes del recital para llevárselos consigo.
Primer tiempo, concluye. El Teatro de La Compañía se quedó en silencio durante los cinco minutos del intermedio.
En el mismo, el alcalde se puso de pie, saludo a los funcionarios federales que acudieron a disfrutar del recital.
Arriba, los niños y jóvenes seguían de pie, sonriendo, cuchicheando, secreteándose y riendo nuevamente; no hubo fría solemnidad. Se veían contentos.
Comienza la segunda parte, ahora vienen piezas de interpretación coral; de entre las piezas destaca de pronto una de las más conocidas: Carmina Burana y el Himno de la Alegría, ésta última pieza emocionó a más de uno.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando al entrar con las piezas mexicanas y latinoamericanas, una de las solistas, al pasar al frente y hacer su interpretación, agradeció la oportunidad de formar parte del coro. Un par de lágrimas le dejaron muda. El publicó le respaldó y abrazó con aplausos.
En la tercera fase se dejaron escuchar La Bikina, Dios Nunca Muere, La Adelita, Color Esperanza, Yunuen, Capullito de Alhelí y Cielito Lindo. Una vez concluidas las piezas los asistentes no pudieron evitar el pedir otra pieza. El coro no se negó y respondió para cerrar con “Juan Colorado”, considerado como uno de los himnos michoacanos por excelencia.
Concluyó el recital. Los asistentes correspondieron aplaudiendo de pie a los niños y jóvenes.
Luis Josué Soto, director del coro y de la orquesta, luego de remarcar la labor de rescate y prevención de la violencia que esta iniciativa ha generado al integrar a alrededor de 3 mil niños del estado, entre ellos los niños del albergue de “Mamá Rosa”, que eran víctimas de violencia, invitó a Lázaro Medina, a dirigirse al público.
Luego de una hora de la presentación los niños y jóvenes fueron llevados, en fila, hacia las unidades que los traerían de vuelta a la ciudad de Morelia. Habían cumplido. El mensaje de paz, reiterado ante los asistentes, había sido entregado y se había transmitido la emoción de haber estado contemplados en el Festival Internacional Cervantino.