Morelia/Héctor Tapia
Pasan de las 17:00 horas, todo está listo, por lo menos eso parece, para la inauguración de la XIII Feria del Pan Tradicional Michoacán. Hay poca afluencia de curiosos al evento; sin embargo esto no cohíbe a los aún pocos asistentes para ir dando una vuelta por los puestos que se pusieron.
Al centro la gran fuente de la Plaza de San Francisco; alrededor de ella: globeros alegrando a los niños que pasan y se entretienen con los multicolores inflados. A las orillas, los puestos donde se puede ver la gran variedad de pan que se realiza no sólo en Morelia.
Para gustos exigentes están el pan de anís, panqués, semitas de trigo, calaveras, los cuernos, uno que otro beso, manos de oso, moños, teleras, barquillos, roscas, las imperdibles conchas, de todos tamaños.
Toda esta variedad de pan se acomoda, se apresuran, de un momento a otro se inaugura la feria.
Uno que otro hambriento o antojadizo se cuela a los puestos.
-Me da uno salado, mira ese de salchicha- recién hecho, suave, el aroma del pan se extiende por toda la plaza.
En la parte central un podio un tanto deslucido, no hay sillas para la presentación, para el evento protocolario; sólo con una lona alusiva al frente.
Llega el alcalde de Morelia, Wilfrido Lázaro Medina, es acompañado por otros funcionarios. Algunos panaderos se agrupan a su alrededor. Le saludan, le dan la bienvenida. Comienzan el recorrido, puesto por puesto.
Y para acompañar el pan que ahí se vende por un lado la venta de café michoacano, de Zirahuén, ahí mismo se muele, se vende y prepara, su aroma lo delata; por otro lado la venta también de chocolate Moctezuma. Bebidas que invariablemente acompañan con un buen pan. Hasta conservas traídas de Ucareo hay en la feria.
Llegan familias, no hacen caso de la parte protocolaria que avanza, se pasean, observan, compran, salen con bolsas llenas de pan. Unas cuantas parejas llegan, ven, se abrazan, ríen y se besan.
La comitiva oficial llega al estrado, se suben, piden a la gente que se agrupe para escuchar las palabras del alcalde. Son pocos pero se suman.
Wilfrido Lázaro da sus palabras, agradece la invitación, hace un reconocimiento al sector que se ha mantenido y sigue elaborando su pan, generando empleos. Llama a los morelianos a “hacer barrio”, a consumir lo local, en este caso lo que producen los panaderos locales.
Es corto y concreto el mensaje; los panderos aprovechan la ocasión y le entregan un reconocimiento por el apoyo recibido por la administración municipal que encabeza Lázaro Medina.
Así como fue de rápido el mensaje y el recorrido, así concluye, el alcalde se despide.
Los puestos se quedaron con los visitantes que poco a poco iban llegando para ver y dejarse llevar por el antojo, y quizá, llevar algo a casa para compartirlo en familia. Quizá sólo para calmar un poco el hambre. Llevan en mano alguna pieza de pan que a cada disfrutan.