Veneno en la Sombra: La Muerte Silenciosa de los Gatos del Panteón

(Foto | Felix Madrigal/ACG)
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Morelia, Mich. | ACG/Felix Madrigal.- En el corazón del panteón municipal de Morelia, entre tumbas y recuerdos, viven almas que nadie visita. No son fantasmas ni figuras del pasado, sino gatos en situación de calle, invisibles para la mayoría, pero profundamente reales para quienes los cuidan.

Brenda Nuñes del Prado y su mamá, a través de su organización Alimenta a un Gato, llevan cinco años trayéndoles comida y esterilizando gatos en el panteón. Su causa es simple pero urgente: nadie más se ocupa de ellos. Sin ayuda gubernamental ni apoyo constante, cada plato de comida y cada visita al veterinario corren por su cuenta. Su lucha es solitaria y cuesta arriba, pero siguen adelante porque saben que cada vida rescatada vale la pena.

Ayer, sin embargo, fue un día amargo. Personas sin rostro, pero con desprecio por la vida, envenenaron el agua y la comida de los gatos con ácido muriático. Nos tocó ver cómo le arrebataron la vida a uno de ellos, entre el dolor y la impotencia. No hubo más opción que dejarlo ir, darle descanso en un mundo que nunca le ofreció un verdadero hogar. Y mientras la vida seguía en la ciudad, en el panteón quedó un vacío más, una historia que terminó demasiado pronto.

El abandono animal no es solo una cuestión de falta de recursos, sino de falta de conciencia. Tener un animal es un compromiso de por vida, no algo desechable cuando se vuelve incómodo. La calle no es hogar para ningún ser vivo, y en lugar de erradicar el problema con veneno y violencia, es urgente apostar por la esterilización, la adopción y la empatía.

Los gatos del panteón no piden mucho, solo una oportunidad. Brenda y su madre siguen luchando por ellos, pero no deberían estar solas.

Fotos: Félix Madrigal / ACG