Pragmatismo hasta la ignominia | Carlos Monge

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“Perdono al que roba y al que mata, pero al que traiciona, nunca”. Emiliano Zapata. (1879 – 1919) Campesino y líder revolucionario mexicano.

No es nuevo que la mayoría de los políticos de tiempo completo en México le rinde pleitesía a la ideología del pragmatismo, incluso hasta la ignominia, pero se ha acentuado con vergonzosa vulgaridad desde el nacimiento de la mescolanza llamada Morena.

Más allá de las presuntas izquierdas, centro y derechas, o variables como la Social Democracia o la Liberal Democracia, por poner un par de ejemplos, lo que ahora predomina es ser parte del poder o del erario para satisfacer los intereses y necesidades estrictamente particulares.

Por eso el cambiar de color partidista se da sin el menor escrúpulo, por eso las contradicciones son una cotidianidad, por eso el país está en un decadente populismo y millones de mexicanos de todos sabores, condiciones y niveles socioeconómicos, se manifiestan felices de ser parte de una mayoría que espera que una sola persona, un caudillo, le resuelva todas sus necesidades.

No importa si ese personaje o cúpula en el poder tiene tendencias dictatoriales, tampoco si ha demostrado sus intenciones de acabar con los contrapesos del poder o mandar al diablo a las instituciones.

Nada de eso importa. Lo importante es ser parte del gobierno, tener una curul, cargarle el maletín a un empoderado, recibir una dádiva. Hoy lo que prevalece es el pragmatismo en su máxima expresión.

Por eso no debe sorprender que los perredistas y senadores electos Araceli Saucedo Reyes de Michoacán y José Sabino Herrera Dagdug de Tabasco, que compitieron también con las siglas del PAN y PRI en la Coalición Fuerza y Corazón por México, sin el menor empacho se hayan sumado ahora con Morena.

Les tiene sin cuidado traicionar a los cientos de miles de mexicanos que les confiaron el voto porque comprometieron ser contrapeso de Morena y aliados.

En el caso de la michoacana Araceli Saucedo y que llegará al Senado por encabezar la segunda fórmula, ya no le importó la congruencia que antes presumió, su contradicción no le molesta en lo más mínimo porque vivirá del erario, sometida al poder con tintes dictatoriales, como ella calificó en campaña a Morena, partido al que prometió combatir.

Irradiando felicidad por estar al lado de la presidenta electa Claudia Sheinbaum, Saucedo Reyes señaló que va a “contribuir para lograr el Plan C”, y remató “no podríamos pensar ser parte de la derecha, cuando nuestra agenda siempre, nuestra ideología ha sido desde la izquierda de México”.

Ese argumento se le olvidó por completo cuando logró ser candidata al Senado con el apoyo del PAN y del PRI, en ese momento la ideología que la invadió fue el pragmatismo, sabedora que si iba sólo con el PRD perdería. Y sabía también que, en Morena, en aquel momento, no tenía cabida.

Al sumarse ahora con Morena, ha dejado clara su ideología, pragmatismo hasta la ignominia, donde la congruencia simplemente no cabe.

Se rumora para justificarla que no tuvo opción, que, si no se sumaba a Morena pagaría las consecuencias su líder político Adrián López Solís, todavía Fiscal General de Michoacán, de quien se percibe que está sometido al Ejecutivo estatal para no perder la chamba, como ha sucedido en otras entidades donde el fiscal no se disciplinó con Morena.

Se dice también que igual de grave era quedar supeditada a los liderazgos pragmáticos y decadentes del PAN y PRI. Así que era mejor negociar con los poderosos, de donde puede obtener alguna ventaja, suponiendo que le cumplan.

Pero, más allá de los partidos están los ciudadanos que confiaron en ella para fungir como un contrapeso. A esos ciudadanos los traicionó.

A continuación, algunos de los dichos y compromisos de ambos personajes que se van a Morena para ayudar a consolidar la mayoría calificada en el Senado.

Sabino Herrera, en uno de sus spots de campaña dijo: “Así como tú, yo también estoy cansado de los políticos chapulines de siempre. Para ser un buen político hay que tener palabra y saberla cumplir con acciones”.

En el caso de Araceli Saucedo y por tratarse de una michoacana, vamos con más ejemplos. Dijo:

  • “En la vida como en la política, la congruencia es el valor más importante”.
  • “Esta elección no es una elección cualquiera, tenemos que ganarla sí o sí porque mucho es lo que se juega México: nuestras libertades, derechos, democracia, la posibilidad de opinar, de disentir, de desarrollarnos, eso es lo que está en juego, no tenemos margen para flaquear porque necesitamos rescatar a nuestro país del caos al que el actual régimen lo ha arrastrado”. Comunicado del 14 de mayo en Coahuayana.
  • “Debemos de concretar en las urnas el triunfo de Xóchitl Gálvez por la presidencia de México, pues a través de ella podemos concretar esta ruta nacional para la recomposición de México, su rescate y su impulso para el desarrollo. También hay que asegurar con nuestro voto el triunfo de quienes buscamos participar en el Congreso de la Unión, ya sea en la Cámara Alta o la Baja, para enfrentar las reformas que atentan contra los derechos de las y los mexicanos”. Comunicado del 15 de mayo en Tepalcatepec y Coalcomán.
  • “Quienes apuestan por su interés particular, por su perspectiva personal, por dividirnos como mexicanas y mexicanos, por buscar quitarnos nuestros derechos y debilitar nuestras instituciones ya no tendrán cabida en el ejercicio de la tarea pública, porque le fallaron a México”. Comunicado del 16 de mayo en Pátzcuaro:
  • “Con el triunfo de Xóchitl Gálvez por la presidencia, y con nuestro triunfo en el Senado de la República, vamos a vencer el autoritarismo, la improvisación y el caos que han lacerado profundamente a México durante los últimos 6 años”. Comunicado 18 de mayo.

Está claro que México padece una severa crisis de honorabilidad y congruencia de una clase política que prefiere mentir, robar y traicionar.

El reto de los ciudadanos es enorme, urge encontrar las maneras de hacernos presentes en la toma de decisiones, en la defensa de nuestro México y en la participación política, antes de que sea demasiado tarde.

Con la esperanza de que haya una próxima vez… me despido, gracias.