Morelia, Mich.| Acueducto Noticias/ Zayda Solís.- En una mañana de nubes grises que luego dejaron caer sus gotas sobre el centro de la ciudad, se conmemoraron los 200 años de la instalación del Superior Tribunal de Justicia de Michoacán.
Ese bello edificio, de fachada de estilo francés, es hoy un archivo histórico del Poder Judicial de Michoacán y ha resistido al tiempo y a los embates de los movimientos sociales desde la Independencia.
Esta es información que poco importa a los transeúntes, quienes suelen tomar un descanso bajo sus portales, o a los músicos que lo ocupan como escenario para ganarse unas monedas.
Hoy, vetusto, rígido y frío, la cantera que mantiene de pie a esta edificación histórica albergó a las personalidades cuyos nombres quedarán grabados en los libros de historia. Se dirá que ahí, el viernes 23 de agosto de 2024, conmemorando 200 años de justicia en la entidad michoacana, en el patio principal techado para la ocasión, estuvo presente la segunda rectora de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, vestida con un kimono de colores que evocaban las tonalidades de los textiles africanos, con su perfil serio y su cabellera lisa y dorada.
La lista de personalidades es amplia. Ahí estuvieron los magistrados y magistradas, recordando que vivimos tiempos de equidad, y las mujeres, como flores coloridas, iluminaban ese escenario gris donde los hombres, vestidos con trajes negros o azules obscuros y cabezas invadidas por alopecia, parecían sostener los mismos cuerpos, los mismos rostros.
Mientras tanto, ellas, abogadas llamativas, con coloridos trajes, vestidos, tacones, cabelleras rubias, platinadas y una que otra pelinegra rizada, modificaban el entorno. “Es tiempo de mujeres”, diría alguna funcionaria pública de poca imaginación con las palabras. Afortunados nuestros ojos, hoy somos mayoría, como siempre ha sido, solo que ahora sí nombradas y algunas con más suerte (¿o privilegio?) en espacios de poder y tomando decisiones.
Pero concentrémonos en un hombre en específico, uno más, de traje aburrido de color azul oscuro. Llegó por la puerta principal. Una reportera a mi lado se quejaba de que alguien la había empujado mientras, distraída, buscaba a algún funcionario interesante para entrevistarlo, para agobiarlo con las preguntas insistentes que suelen hacer los reporteros de esta época y de todas, desde que este oficio existe. Luego supo por qué: “llegó el gobernador”, le respondió otra. “Hay que pescarlo al rato” dijo.
El hombre alto y de traje subió las escaleras principales casi sin mirar a nadie. A los pocos minutos, regresó y ocupó su lugar en la mesa principal.
En medio estaba Jorge Reséndiz García, el zitacuarense que hoy en día es el magistrado presidente del Poder Judicial de Michoacán; a la derecha, la diputada Laura Ivonne Pantoja Abascal, presidenta del Congreso del Estado; y a la izquierda, Alfredo Ramírez Bedolla, quien, con la barbilla levantada, observaba a la concurrencia.
Sentados en sillas forradas de piel, coronadas por un águila, esta imagen evocaba la icónica foto de Casasola, donde quedaron inmortalizados Pancho Villa y Emiliano Zapata en la silla presidencial.
Aunque todavía no llega a las cinco décadas, el gobernador, con su pelo gris y una barba que le da un aire de sabiduría, tardó varios minutos en sonreír. La primera sonrisa la emitió cuando Reséndiz García, al principio de su discurso, le agradeció su presencia en este histórico evento.
Luego volvió a su actitud taciturna. Una mano femenina le hizo llegar unos documentos que leyó pacientemente; después hizo algunas notas. Su corbata color vino se dejó caer hacia un costado. Retomó la compostura; nuevamente la mano femenina se llevó el folder con los documentos.
El gobernador observó nuevamente a la concurrencia. Se mostraba tranquilo, sin emitir sonrisas; quieto, serio, sobrio, sin observar el celular como suelen hacer otros políticos o funcionarios públicos cuando se aburren en las ruedas de prensa o eventos protocolarios.
Tomó la palabra la diputada Laura Ivonne Pantoja Abascal, vestida de negro con un blazer blanco. Fue breve y concisa en sus palabras, limitándose a recordar que hace 200 años nació la institución encargada de velar y hacer valer los derechos de las y los michoacanos.
Previo a tomar la palabra, el gobernador guardó sus anteojos en el saco. Con voz todavía joven y clara, recordó por qué el tribunal lleva el adjetivo de «Supremo»: porque en 1824 se constituyó el primer órgano jurisdiccional, judicial, pensado por José María Morelos y Pavón.
Sin observar sus notas, miraba a la concurrencia; su mano izquierda se sostenía en uno de los bordes del podio. Luego, con la misma seguridad, dijo que el Supremo Tribunal es la piedra angular en la vida jurídica del estado.
A continuación, llegó el posicionamiento que se esperaba: la postura del gobernador respecto de la reforma judicial propuesta por el presidente de la república. Los reporteros sacaron sus celulares y comenzaron a grabar en video.
“Quiero dirigirme de manera directa a las juezas, jueces, magistrados y magistradas. Mi sello como gobernador no es la hipocresía. Voy a abordar el tema de la reforma judicial federal, que va a llegar en una homologación al Poder Judicial de Michoacán. Aquí estamos preparados (…). Yo también trabajé en este recinto, como meritorio, archivista, escribiente. Respeto la carrera judicial, pero el destino me llamó a otro rumbo. Quiero dirigirme con todo respeto”.
Recordó el sentido humanista de los jueces: “Somos nicolaitas, venimos de la educación popular, desde el pueblo. (…) La formación de nuestro Poder Judicial es cercana al pueblo. El Poder Judicial de Michoacán no es de élite, es un Poder Judicial del pueblo”.
Dijo: “Estamos preparados para asimilar esta reforma judicial que viene a nivel federal. Se va a reformar la Constitución federal y luego tendremos que homologar en Michoacán también la reforma del Poder Judicial. Aquí quiero señalar con toda apertura y en conciencia de las necesidades de Michoacán y la excelente relación que hemos mantenido entre el poder legislativo, el poder judicial y el poder ejecutivo que represento. Vamos a trabajar con todos y cada uno de ustedes en la reforma al judicial de Michoacán, con diálogo y encuentro”.
Luego, casi deletreando e insistente, mientras observaba al público, atajó: “Estoy seguro de que vamos a tener un mejor Supremo Tribunal de Justicia con la reforma que también viene para el Poder Judicial del Estado de Michoacán”. Agregó: “Por supuesto, respetando los derechos laborales. Vamos a respetar las designaciones de juezas y jueces, magistrados y magistradas”.
Así, ante el asombro de algunos y la observancia de los versados en la materia, un rumor tibio corrió en el patio del antiguo Palacio de Justicia. Las reporteras pusieron stop al video. Se miraron serias a los ojos. Cosas se vienen para Michoacán, tiempos de discusión y opiniones encontradas sobre el poder y la autonomía del poder judicial. Para la posteridad quedará que en Michoacán hay respaldo a la reforma “en favor del pueblo”.