Morelia, Mich. | Zayda Solís e Irene Valdivia/Acueducto.- La familia nuclear conformada únicamente por una madre, y un padre y sus hijos como único modelo presente, ha ido en un decrecimiento mientras otros formatos familiares se han hecho presentes en la organización filial mexicana.
Además, la edad en que las familias suelen conformarse también ha cambiado en generaciones más jóvenes, como la postergación de la edad en que se conciben hijos, o incluso con la completa cancelación de planes reproductivos.
Por diversos motivos, como las posibilidades económicas, disolución o fallecimiento de la pareja o de ambos padres, e incluso la orientación sexual, muchas posibilidades de manifestación familiar forman parte del cotidiano de la sociedad y se convierten en nuevas posibilidades de planificación familiar.
Nos acercamos a los morelianos para conocer más su opinión sobre los nuevos escenarios familiares y sus propios planes al respecto.
“No es tan buena idea tener tantos hijos”
Antonia Jaimes, comerciante, es madre de dos hijos, considera que ya no es tan común como antes “la familia que había, mamá, papá e hijos. Ahora sólo mamá e hijos, papá e hijos.”, y analiza que la percepción de otros formatos ha cambiado con el tiempo.
“Antes era más señalado que una madre se hiciera cargo sola de sus hijos y los sacará adelante, pero ahora es más visto y respetado.”
Al cuestionarla sobre su percepción en los cambios en la planificación familiares de los jóvenes, ella responde desde la experiencia directa.
“Mi hija tiene 19 años y está con la mentalidad de que no quiere hijos. Escucho familiares que van a tener hijos, pero conforme avanza, ya no es tanta alegría como hace 15 años, porque ya no es como antes. Hay enfermedades, calentamiento global. Ya no es tan buena idea tener tantos hijos.”, lamenta.
El miedo a tener hijos
Mario Pérez es un profesor de 47 años, quien es padre de un hijo único. Él atribuye la menor reproducción en jóvenes en que esta población tiene un mayor interés “en ellos mismos. No lo veo como bien o mal, cada quien sabe y piensa como se le dé en su contexto.”
Cuando se le interroga acerca de su opinión sobre las parejas que deciden adoptar mascotas en vez de ejercer la maternidad o paternidad, él declara:
“Para mí es falta de información, social, espiritual, emocional, a lo mejor eso lleva a preferir mascotas que hijos, y un poco el miedo. Ya la gente tiene más miedo a tener hijos, al compromiso.”
“Está bien tener una mascota”
En un contraste, la joven estudiante, Viridiana, de 20 años, piensa tener dos o tres hijos en el futuro, y cree que mientras sepan cómo educar a un hijo, los nuevos formatos familiares están bien para ella.
Aunque reconoce que la generación a la que pertenece sí desea menor tener hijos que generaciones anteriores, y lo atribuye a “mensajes en redes sociales donde se comparten abiertamente los gastos y sufrimientos de tener hijos.”
“Yo creo que también es una experiencia bonita.”, declara feliz disintiendo con las posturas que declara.
Ella mira positivamente a las familias que eligen acompañarse de animales y eligen no criar a otras personas, pues lo considera una forma de planificación.
“Tener mascotas está bien, porque quizá saben que no van a tener ni el tiempo ni la calidad de vida que le quieren dar al niño. Entonces está bien tener una mascota.”
“El mundo ya está feo”
Karen Villaseñor, otra joven trabajadora de 27 años, considera la posibilidad de tener un hijo algún día. Ella considera que los jóvenes comparten su duda por motivos sociales y económicos.
“Yo creo que más se basan por la economía y por la sociedad. Hoy en día, el mundo ya está feo y ya nadie quiere tener hijos, ni responsabilidades, ni nada de eso. Y más por la economía”, lamenta.
El apoyo del abuelo chapado a la antigua
Claudia Ortiz es una vendedora de 38 años, quien es madre de un hijo. Ella afirma estar de acuerdo en los diferentes formatos familiares, pues ella misma forma parte de un núcleo familiar no tradicional.
“Yo soy madre soltera, vivimos en la Ciudad de México, pero sus abuelos viven aquí en Morelia y su bisabuelo también, entonces ellos me ayudan con el niño. El abuelito está chapado a la antigua, pero de hecho sabe de mis preferencias. No es mi familiar, son familiares de mi expareja, al final pues él no es de sangre, pero lo adoptaron igual, entonces ellos son los que cuando yo no puedo, me echan la mano con él, ahorita va a la escuela aquí. La verdad es que he recibido mucho apoyo de ellos, a pesar de que el abuelito está chapado a la antigua.”, celebra orgullosa sobre su familia.
Aunque, desde la propia experiencia de ser madre, valida el deseo de no ejercer la paternidad o maternidad de los jóvenes, e incluso les invita a pensarlo bien.
“Estoy de acuerdo en que no tengan hijos. Tienes que dar mucho, mucho tiempo, tu vida cambia totalmente. Es dinero, es tiempo y es esfuerzo. Ya no están preparados como para tener hijos, no hay paciencia, ya no hay valores, ya no hay nada, entonces no tengan hijos”, aconseja.
Ella también tiene una reflexión desde su oficio sobre las familias llamadas “inter especie”, como se conoce a quienes adoptan como familiares a animales como perros y gatos.
“Vendo accesorios para mascotas desde hace 15 años. He visto desde la pandemia cómo es más importante ir a comprarle el alimento, cualquier cosita que al perro o gato le pasa llevarlo rápido al veterinario, y cosas así. Creen que es menos responsabilidad, pero al final es lo mismo. La única diferencia es que a la mejor de una mascota se pueden deshacer muy rápido, muy, muy rápido, y de un hijo no tan rápido. Pero es realmente es la misma responsabilidad. Les tienes que limpiar la popo los días, les tienes que comprar cosas, los tienes que educar. O sea, son mil cosas que creen que sustituyen, la gente busca que les hagan compañía.”, afirma.
En espera de adoptar un hijo
Magdalena Ávalos, personal administrativo de 44 años, no tiene hijos, pero espera poder adoptar en el futuro solamente un hijo. Ella tiene una posición encontrada sobre la evolución de las familias.
“Lo ideal es que se mantuviera la familia tradicional, pero culturalmente hemos cambiado. Ya no se puede, ambos deben salir a trabajar para dar lo medianamente suficiente a los hijos, y se requiere apoyo de alguien más para cuidarlos.”
Cuando se le cuestiona sobre la postergación de planes reproductivos en personas más jóvenes, ella lo explica desde la curiosidad.
“Existe el querer conocer, ya no es crecer y casarte y tener hijos. Mientras más conoces, más ganas tienes de seguir conociendo, por eso se atrasa la edad reproductiva.”
Cada quien
José, un estudiante de 16 años que piensa tener máximo dos hijos en el futuro, comparte esta visión con Magdalena.
Ya, es de cada quien si decide no tener hijos o retrasar el momento, pues tal vez tengan la necesidad de vivir al máximo su juventud, no estar atados a tener que estar cuidando a un niño o algo relacionado.”
La familia
Finalmente, Andrés Chávez, un burócrata de 30 años que es padre de dos hijos, tiene una mirada menos optimista de estos cambios en los formatos familiares.
“No me parece que sea tanto como que la sociedad haya avanzado, sino que son las situaciones, el contexto socioeconómico el que ha obligado a las familias a adaptarse, pero no creo que sea lo ideal ni que sea una alternativa real.”
Incluso, considera perjudicial la reducción del deseo de procrear en la juventud.
“Yo lo veo perjudicial para la sociedad y para el individuo. Para el individuo, porque necesita de individuos que la conformen, que la sostengan y que le permitan no nada más subsistir, sino desarrollarse, y para el individuo, porque es parte integral de su desarrollo, el individuo no se planifica a sí mismo. En su interior necesita de todo el contexto, y el contexto exterior más próximo a él es su familia.”