Leonarda, en la búsqueda de su pasado afro

Desde hace años, con cinco hijos y cuatro nietos, vive en Lázaro Cárdenas. Ella, que se asume afrodescendiente, arribó a esa parte de la costa michoacana procedente de la Costa Chica de Guerrero. Charla con Zayda Solís sobre lo difícil que ha sido su vida por el color de su piel…

(Foto | Zayda Solís/ACG)
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Las Guacamayas, Lázaro Cárdenas, Mich.| Acueducto Noticias/ Zayda Solís.- Fueron muchos los rostros de los asistentes al primer encuentro afrodescendiente «Voces y Raíces de Michoacán», el de Leonarda Noyola es uno de ellos.

De 63 años de edad, originaria de Copala, Guerrero, en la Costa Chica, al suroeste de México, se asume como afrodescendiente. Platica que llegó a Lázaro Cárdenas cuando tenía apenas 13 años y desde entonces su vida ha sido aquí.

Con atención, la señora Leonarda observaba a las mujeres que practicaban danza africana, mientras nos comentaba que llegó hace 50 años a Lázaro Cárdenas para trabajar.

“Vine con una prima que tenía un comedor y nos trajo. Vendíamos comida mexicana, antojitos, guisados”. Añadió que, si hubiera podido estudiar, se habría convertido en maestra.

Lo que queda en el pasado
Entre sus recuerdos, menciona que Lázaro Cárdenas se distinguía por ser una ciudad tranquila: “Podías andar caminando de noche y no te pasaba nada, te podías ir caminando a la playa sin miedo”, aunque ahora eso ha quedado en el pasado:

“Eso ya no se puede hacer”. Incluso, puntualiza que cuando crio a sus cinco hijos -hoy es abuela de cuatro nietos-, la vida en esta parte de Michoacán era tranquila

“Nosotros, todos somos negros”
Señaló sentirse feliz en el primer encuentro afro porque puede conocer un poco más de su historia y la de su familia, una historia no dicha:
“Mis abuelos no nos contaron la historia, pero yo me acuerdo cómo uno de ellos era un hombre negro, muy alto, moreno, moreno, grandote”.

Hace una pausa para establecer que hubo un tiempo que con su hermano “nos preguntamos por qué somos así”. De ahí la curiosidad de ambos por conocer sus orígenes, teniendo ya algunas conclusiones:
“Encontramos que en Cuajinicuilapa llegaron barcos, y ahí llegaron muchos negros, pero se regaron por toda la zona. Nosotros pensamos que de ahí proviene nuestro abuelo”.

Aunque parte de su historia apenas la ha ido tejiendo, pues faltan los relatos de su abuela, a quien no conoció. “Mi mamá también era afro.

Por parte de mi padre, solo conocí a una tía y nosotras la veíamos como nuestra abuela. Ella también era afro. Nosotros, todos somos negros”.

El látigo de la discriminación
Un detalle que resaltó la señora Leonarda es que, a pesar de ser una ciudad tranquila cuando ella llegó, en Lázaro Cárdenas enfrentó discriminación y racismo por su color de piel.

“Con la familia del papá de mis hijos, él es blanco, pues yo me casé con él cuando tenía 15 años y él me lleva 10 años de diferencia. En ese tiempo estaba inocente, me trataron muy mal”.

Cuando, continúa, nació mi primera hija, ella morena y chinita, le hicieron caras, no la aceptaban. Cuando nació mi segunda hija, ella blanquita, decían que sí se parece a ellos.

“Siempre han dudado de mis hijos. Después, cuando nació mi tercer hijo, también moreno, cambiaron un poco, pero la verdad es que el trato hacia mí y mis hijos fue muy feo”.

Un tema tabú
A pesar de lo anterior, Leonarda señala que es un tema tabú que no se habla de manera pública. “He conocido a muchas personas morenas igual que yo, pero nunca hablamos del tema. Nos llevamos bien, convivimos, pero nunca platicamos el tema”.

Como no se habla de racismo, tampoco se habla de los orígenes afro: “No hablamos de dónde venimos, de nuestros orígenes”.

Aunque eso sí, con orgullo menciona que se siente contenta con su tono de piel: “Al final, pienso que yo estoy y me siento a gusto con mi color”.

Su hijo, la brújula
Finalmente, señaló que se enteró del primer encuentro afro por medio de su hijo, que es historiador y quien además le ha ayudado a resolver muchas de sus dudas sobre sus orígenes.

“Mi hijo me convocó al encuentro afro, me mandó las invitaciones y él me trajo. Cuando quiero saber algo le pregunto y ya resuelve mis dudas”.

Además, agregó que, a partir del encuentro, su interés por la ascendencia afro incrementó, por lo cual buscará informarse más al respecto:
“A la edad que tengo, sigo aprendiendo y voy a informarme más sobre lo afro”.