La historia de hoy | Edgar, tejiendo identidades

El hacedor de trenzas africanas, es un gran estilista afrodescendiente; originario de la capital del país,en donde despliega sus vistosos peinados. En un taller que impartió en Lázaro Cárdenas, charlamos con quien se hace llamar Mr. Cornrows, quien no esperaba dedicarse a esa actividad que le ha permitido conocer gente y viajar; él quería ser microbusero…

(Foto | Zayda Solís(ACG)
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Las Guacamayas, Lázaro Cárdenas, Mich.| Acueducto Noticias/ Zayda Solís.- En silencio y con paciencia, Edgar, conocido como Mr. Cornrows México, trenzaba el cabello de Mireya García Meza, de 44 años, originaria del Puerto de Acapulco, aunque residente en Lázaro Cárdenas desde 2008.

Mireya expresó su entusiasmo por su peinado, destacando que las trenzas africanas se diferencian de las tradicionales acapulqueñas, que son «trenzas en forma de cuadritos», en cambio, las africanas «son de figuras».

Nunca pensó que fuera capaz de hacerse un peinado «atrevido o loco». Su interés surgió de la curiosidad al ver a una joven con un peinado similar, lo que la animó a probarlo.

El proceso, según Mireya, no duele y no implica jalones: «no están apretadas, son ligeras, se siente muy bien».
Mientras avanzaba concentrado en su trabajo, Mr. Cornrows nos compartió cómo surgió su interés por aprender a hacer peinados africanos.

Sus primeras trenzas
Edgar Alejandro Villaseñor Pérez, conocido como Mr. Cornrows México, de 31 años de edad, originario de la Ciudad de México, se define como promotor cultural y estilista de peinados afrodescendientes. “Más de 300 cabezas han pasado por mis manos”, comentó.

Hace cerca de 10 años, Edgar hizo sus primeras trenzas, motivado por su interés en el hip hop. “Las trenzas me empezaron a gustar porque veía los atuendos de los artistas afroamericanos, esa identidad me gusta”.

Durante su infancia, nunca imaginó que sería peinador, ni tampoco pensaba en las profesiones clásicas como doctor, maestro o policía.

“Quería ser microbusero, porque mi abuelito era microbusero. Yo lo veía y decía ‘wow’, lo admiraba mucho, para mí él fue como mi padre”, relató mientras continuaba trenzando el cabello de Mireya.

Después, quiso ser arquitecto, inspirado por un tío que estudiaba esa carrera. Sin embargo, la vida tenía otros planes para Edgar: “ni microbusero ni arquitecto, vas a ser peinador”.

En un inicio, su idea era ahorrar dinero haciéndose sus propias trenzas. “Esa fue la tirada al principio, hacer trueque con otras personas que sabían peinar: ‘tú me peinas, yo te peino’”.

Sin saberlo, los peinados afrodescendientes lo llevaron por otros caminos, convirtiendo las trenzas en su oficio y forma de vida.

“La gente me empezó a animar a dar talleres”, recordó Edgar. Empezó en una casa cultural llamada Hankili So África en la Ciudad de México, ofreciendo sus primeros talleres gratuitos.

Luego, surgió el interés de realizar talleres comunitarios. Para él, las trenzas tienen dos beneficios: “reivindican su identidad y proporcionan un oficio con el cual sustentarse, permitiéndoles tener una carrera, viajes y mantener a su familia”.

Añadió que más de 100 estudiantes han aprendido en sus talleres, proyectos comunitarios o clases particulares.

“Las trenzas te llevan a cualquier lugar”
Trenzando, Mr. Cornrows México ha logrado cumplir varios de sus sueños, uno de ellos fue estar en Colombia. “Eso es lo más maravilloso que me han dado las trenzas”.

Cuenta que se siente contento porque “yo lo veía muy lejano y de repente ya estaba en Colombia. Es gratificante. Aprendí la fórmula de peinar y estar viajando”.

Mr. Cornrows México no necesita un espacio específico para trabajar, solo sus manos. “He peinado en la playa, en la calle. Si a la persona no le molesta que estemos en la calle exhibiéndonos, yo peino”.

“Nunca hay que dejar nuestros sueños”
A lo largo de estos 10 años, ha aprendido mucho. Reflexionó: “Mientras tú estés seguro de lo que haces y tengas libertad de viajar y moverte, las trenzas te llevan a cualquier lugar”.

Esbozando una sonrisa, reconoció que uno de los aspectos que más le gusta de su trabajo es la posibilidad de conocer personas y lugares. “Nunca hay que dejar nuestros sueños, aunque los veamos lejanos. Siempre hay la fórmula para llegar a ellos”.

La reconciliación con su negro interior
Para él, lo más importante de hacer trenzas es la reivindicación de su propia historia afro.

“Yo pensaba que por mi cabello lacio no tenía esa herencia, pero en el camino me encontré con personas que me han dicho que ser afrodescendiente no es solo tener el cabello rizado, es vivir, sentir, pensar y actuar desde ahí.

Yo siento que me reconcilié con mi negro interior y eso hago: demostrar que hay diferentes formas de ser afro”.