Morelia, Mich. | Acueducto Noticias/Zayda Solís.- Para Gabriel Sánchez Carvallo, de 31 años de edad, cineasta afromexicano originario de Tres Valles, Veracruz, hacer documentales es como un «pasaporte» para acceder a personas y lugares. Su último documental, «El Papaloapan en diez versos», le ha traído grandes satisfacciones, aprendizajes y amistades.
Gabriel ha comprendido que los poetas no siempre son aquellos que van a la universidad; en su documental, son campesinos que viven en comunidades aledañas al río Papaloapan, que desemboca en el Golfo de México.
Entre sus actividades cotidianas, como la ganadería y la agricultura, estos campesinos escriben, cantan y recitan poesía para celebrar la vida, la alegría, el trabajo y la tranquilidad de vivir en zonas rurales.
Subrayó que «El Papaloapan en diez versos», concluido en abril pasado, fue un proyecto ganador en la convocatoria PECDA 2023 en Veracruz, y se relaciona con la décima jarocha y el son. “Mi proyecto resultó ganador el año pasado; para grabarlo, estuve viajando en moto por varios municipios de la región. Todo el capital prácticamente se fue en la ejecución del proyecto”.
Sin embargo, en su haber acumula cuatro documentales más: dos capítulos de «Tres Valles: Del Génesis al Éxodo», «Ejidos con Historia: La Guadalupe», e «Historias Hechas Pueblo: Los Naranjos».
Todos están enfocados en contar las historias de zonas y comunidades rurales al sur de Veracruz, donde los adultos mayores ayudan a construir una memoria de lo que han sido sus comunidades, destacando los paisajes, la jerga local y la vida en el campo.
El primer trabajo documental de Sánchez Carvallo surgió en 2018, cuando regresó a su ciudad natal en Veracruz. Anteriormente, ya había desarrollado la habilidad para filmar escenas de la vida cotidiana. Su gusto por el cine surgió durante su infancia al lado de su padre, con quien solía ver películas.
“Yo tenía 4 o 5 años y a mi papá le gustaba, bueno, hasta el día de hoy le gusta mucho ver películas; nos tomábamos un jugo y nos poníamos a ver películas. Después, mi papá se fue a Estados Unidos, tuvo que migrar cuando yo tenía como 6 años. Ya de grande, por añoranza y nostalgia, veía muchísimas películas con mi papá. La influencia directa quizás es él”.
A raíz de una oferta para trabajar en el ayuntamiento, junto con su tío Guillermo Carvallo, idearon un audiovisual que contara los orígenes de su ciudad, ante la ausencia de historia escrita. Así surgieron dos capítulos de «Tres Valles: Del Génesis al Éxodo».
Aunque este primer experimento documental estuvo marcado por la falta de recursos económicos y técnicos, estuvo a punto de no concretarse, ya que Gabriel desconfiaba de la posibilidad de lograr concluir el proyecto:
“Creíamos que iba a ser fácil que nos dieran el dinero en el ayuntamiento, pero no fue así. Yo traía en ese tiempo una cámara usada que compramos en 2 mil pesos para ese trabajo y una computadora que a duras penas y abría el Facebook, y le dije ‘no se arma, con esto no se hace un documental’. Recuerdo que él me dijo ‘si nos ponemos a esperar a que tengamos las herramientas que se necesitan, aquí nos vamos a quedar sentados porque va a estar cabr*n’. Me dice: ‘yo te sugiero y me comprometo a que caminemos con lo que hay y ver qué sale’. Me motivó con eso porque, aparte, como trabajábamos juntos, nos veíamos de lunes a viernes, desde temprano, empezamos a hacer entrevistas, a visitar, platicar con la gente”.
Ahora, con el paso del tiempo, considera que hacer documentales le ha dado varias satisfacciones; entre ellas, le ayudó a ser una persona más organizada y, sobre todo, a terminar los proyectos que empieza. “Con ese primer proyecto tenía mis dudas de que se pudiera concretar, pero verlo finalizado fue una satisfacción”.
“En algún punto de mi vida tuve problemas con dejar las cosas a medias, entonces, cuando se concretó ese primer capítulo, me sentí muy bien de manera personal por ver algo concluido. Y la intención no fue que se vendiera; lo interesante es que la gente se interese en estos temas. Porque yo pensaba que la historia no le interesa a la gente; me daba miedo que le fuera a gustar a veinte personas, y cuando lo subimos a redes me acuerdo que fue increíble: muchísimas visitas, recibimos muchos mensajes de gente que lo veía, de municipios vecinos como Tuxtepec, Tierra Blanca, Cosamaloapan, así que fue útil y llegó a mucha gente. Tuvo el impacto que no creí que fuera a tener”.
Un aspecto interesante es que los documentales de Sánchez Carvallo cuentan historias llenas de vida y alegría. Es decir, se trata de un enfoque distinto para conocer la vida en Veracruz, un estado azotado por la violencia en las últimas décadas. “Este proyecto fue hecho con el corazón. Para mí está enfocado hacia la poesía, hacia la belleza. Casi siempre los documentales son otra cosa, hablan de la pobreza, la marginación. Yo siento que el documental mexicano habla de la inseguridad, el crimen organizado y la pobreza, porque así es México, penosamente”.